Si a alguien le hubiera tocado la ingrata tarea de hacerle un seguimiento a Walter Abaca, lo primero que
seguramente diría es que se aburrió enormemente. Luego, obligado por las
circunstancias enumeraría: Colegio industrial, La Biblio. La Facultad Libre de Venado Tuerto, el bar literario Babel. Que se lo vio incursionar en la música, en el teatro, en la radio, en comedia musical, en la escritura, en la coordinación de talleres literarios. En la amistad y en el amor. Que tiene tres hijos. Y si tendría que reforzar con más datos ante lo poco enumerado, capaz respondería: «Es, nomás».

Sus publicaciones en Ají:

MUJER ONION

Beatriz Olga Nuñez, odontóloga, y con años recién cumplidos, salió de su casa como lo hacía todas las mañanas antes ...