
Desde la terraza o desde el altillo de la que pronto dejará de ser mi casa, puede verse y leerse en la pared lindera con el vecino: MATEO. Esta escrito por un niño en letras de niño, y sé, de buena fuente, que el autor es Mateo. Lo que llama la atención (o al menos a mí me llamó la atención) no es la letra en sí, sino la disposición en la que está escrito en la pared: el MA está arriba, y TEO, abajo, como formando una especie de haiku. La primera vez que lo vi, junto a otros dibujos, palabras y garabatos que lo acompañan en la misma pared, leí: TE AMO. Quizás por esa misma conjunción de dos palabras, teniendo o compartiendo dos letras arriba y tres letras abajo, asocié la forma y la distribución con alguna pintada callejera, con otro mural, o hasta con un te amo escrito al margen de una hoja. Volví a leerlo, allí estaba Mateo.
He vuelto, más de una vez, sobre esa pintada. Suelo verla a diario, aun. Y en varias oportunidades, por no decir en todas, incluso sabiendo que allí está escrito un nombre, volví a leer la misma declaración de amor y, efectivamente, lo es. Zambra escribió en Literatura Infantil que los apellidos son prosa y los nombres poesía. Pegadito a eso siguió: “Hay quienes se pasan la vida leyendo la novela irremediable del apellido. Pero en el nombre laten caprichos, intenciones, prejuicios, contingencias, emociones. Y suele ser la única obra que la madre y el padre escriben juntos.” Y es que Mateo lleva las mismas letras que Te amo, lo que cambia, las diferencias, son detalles. Allí está la poesía a la que se refiere Zambra, porque la madre y el padre de Mateo lo amaban antes de elegir el nombre, y lo siguen amando y diciéndoselo cada vez que lo pronuncian, pero no termina ahí.
Mateo, el autor, el artista, transformó esa poesía escrita por sus padres en un haiku escrito por él. El haiku, dice Luis Sagasti en Bellas artes, es contar en un instante lo que es decurso. Y agrega: “…un solo golpe de vista. Lenguaje y percepción en amalgama. Nuestro lenguaje demora, extiende, dilata lo que es un golpe tac! en el madero zen.” ¿Cuántas palabras se pueden leer sin desplazar la vista en el haiku que escribió Mateo? No solo leemos su nombre, leemos la poesía que escribieron sus padres, leemos, o podríamos leer en el MA o simplemente recibir de manera inconsciente la abreviatura coloquial de mamá, o una unidad de tiempo en latín, o un pero en italiano. En el TEO: lo genuino o lo grande en náhutl, o Dios proveniente del griego Theos. O, simplemente, Mateo dejó plasmado en un mural la conformación de su familia: su madre, su padre, y él.
En poco tiempo esta casa ya no va a recibirme, dejará de existir. De un momento a otro toda ella, con todo en ella, será derrumbada. Sus paredes, pisos, techos y ventanas quedarán reducidos a escombros, como piezas de rompecabezas que difícilmente volverán a formar las imágenes que hoy veo, o las imágenes de los recuerdos ya formados. Quizás por eso escribo, para tratar de salvar y guardar las escenas vividas, esas que se adhieren a la memoria de manera azarosa y que conforman quienes somos. Quizás, escribiendo, encuentre la manera de avanzar, llevándola y llevándome conmigo todos esos recuerdos hacia un nuevo hogar, todavía, incierto.
Soy Nahuel Juárez, nací en Baradero pero vivo en Rosario desde el 2009. Estudio Periodismo y participo en el Taller Alma Maritano de escritura creativa coordinado por el escritor Pablo Colacrai.
En 2016 publiqué mi primer y único libro Sería ser, editado por Escritor de la Legua. En el 2019 formé parte de la Antología Literatura en Flor, Rosario.
He llegado a instancias finales del Premio Itaú Cuento Digital, categoría General (2019-2022). También fui premiado en el IV Certamen Literario Osvaldo Bayer “Historias de Malvinas” 2022.
Algunos de mis cuentos fueron publicados en revistas digitales y en la actualidad realizo colaboraciones en la Revista MU de Lavaca

Si te gustó la nota, te enamoraste de Ají
y querés bancar esta hermosa experiencia contracultural y autogestivas hacé click aquí.

Una respuesta
Nahuel
El círculo de cambiar de casa cada determinados años, llevandose recuerdos y memorias de un lugar ajeno, barrios, vecinos y anécdotas que
en un futuro al pasar por el frente de lo que haya o no haya , la memoria traerá fútbol, alegrías,música,política y tristezas.
Me quedo con esas cosas amigo!!
Un lujo como siempre.