
Ensayo de manifiesto:
Adelanto de “Psicoanálisis, Feminismo, Peronismo…” de Julián Ferreyra y Sofía Rutenberg
Este es un ensayo de manifiesto en torno al psicoanálisis, al feminismo y al peronismo; tomamos posición, hablamos-política, escribimos eso personal con vocación de communitas antes que dogma. Verdades relativas, a medias, pero sin titubeos: lo tilingo del universotario que toma a uno o a los tres movimientos como cómodos objetos de estudio no tienen aquí cabida.
De ahí la articulación, menos borromea que barroca, de los tres movimientos: psicoanálisis, feminismo, peronismo —en adelante PFP—.
Lo políticamente correcto es la verdadera plaga del pensamiento[i].
El feminismo nace en la tragedia de la desigualdad: abusos, femicidios, la ilegalidad del aborto y el hecho de tener menos acceso a derechos. Es porque se constituye en movimiento que irrumpe como resistencia, y que a su vez las genera. Pero allí donde había tragedia es posible también resistir desde la alegría, incluso la parodia. Es necesario un tiempo de trabajosa compresión para que de la contradicción inicial y aparentemente inconciliable entre dolor y amor advenga un hecho político, estético y popular. El psicoanálisis es otro movimiento en resistencia permanente, subversivo justamente cuando quienes lo practican se atreven a resistir cualquier atisbo cosmovicioso; y el peronismo es esa metadoctrina permisiva hecha praxis política que resiste y vuelve, aun estando en el “poder”. Tres movimientos con contradicciones tan poderosas como sus convicciones, los cuales no son sin un sentido del humor político.
Este es un libro en torno al amor y a la política, es decir, en torno al psicoanálisis. El futuro será feminista si y sólo si peronista; de lo contrario será dilación, cuenta regresiva de un apocalipsis cuerdistamente machista, más acá del principio de placer.
Peronismo: único movimiento vigente que le dio al amor categoría política.
Nos proponemos una actualización política y doctrinaria en torno a PFP, pero no una sin la otra: política sin doctrina deviene liviandad violenta, y doctrina sin política es pulsión de muerte. Actualizar implica un arduo trabajo epistémico, nunca una mera actitud superada, un upgrade, una nove(r)dad. Actualizar es mutar lo más propio. El interés por una actualización política y doctrinaria es, parafraseando la obra peronista[ii], para la toma del poder, que es el mejor modo de no ejercerlo como patético control.
Se trata de una lectura peronista y feminista —antes bien, argentina— de problemas clásicos y modernos del psicoanálisis. Una tercera posición para dilucidar y deconstruir este instante en nuestra historia.
Nota de color: las siglas del Partido Peronista Femenino fundado por Eva Perón eran P.P.F., casi igual a nuestro PFP. No es casual: psicoanalizar también es tomar partido.
Los no incautos yerran, decía Jacques Lacan; “la producción barroca es ingenua y genuina. Lo genuino ingenuo rompe tradiciones, las parte en pedazos y las recompone. Hay tradición, pero está armada como un collage. Eso es lo que hace el peronismo…”, dijo el artista Daniel Santoro[iii]. En su articulación y posibles efectos, PFP es una contraficción lúcidamente bizarra, un apropiacionismo sin lo vetusto de la mímesis ni la uniformidad de los cánones; un elogio de lo impuro que enlaza sintomáticamente sutilezas de culto con el desorden potente de lo popular. Felicidad de a muchxs, deseo.
El peronismo es instinto gregario: eso que nos llama a estar en común con otrxs. No hace que tengas que forzarte más acá de la dignidad; tampoco que debas mostrar algo que no sos; te deja ser otra cosa, cosa más potente, solamente si lo querés. La justicia social funciona como una certidumbre anticipada que se ocupa de ello gregario. Reconoce lo naturalmente agresivo de cada quien, de su eclosión en tanto comunidad. Lejos de asumirlo esencia o fatalidad, hace que dicha agresividad exista pero se articule con la solidaridad.
Contraficción peronista: hacer de la organización una apertura mítica para la unión y articulación de diversos sectores. Fantasía realizable en donde se tramitan conflictos, incluidos los más íntimos, más acá de su vulgar antagonismo y sin necesidad del drama liberal de lo irreversible-trágico. En franca lejanía de los ideales del management empresarial o academicista, se trata de funcionar como marco de acción política, formalmente popular, disputando poder con posiciones fragmentarias e individualizantes, las cuales se quejan o intentan directamente eliminar toda articulación nacional-popular a través de una canallesca retórica que pretende hacerlas pasar como opuestas a las necesidades “fácticas”, “realistas”, “empíricas”. Una enunciación despolitizada que termina alojando también, de rebote, a lo que aparenta residir en el otro extremo: la sensibilidad empática ante lo injusto, formación superyoica progre que con buenas intenciones rehúye del conflicto inherente a los procesos populares.
Esto último es crisis normalizada en el interior del psicoanálisis y del feminismo.
Con-mueve vérnosla con un objeto harto complejo: la cosa nacional, freudiana y feminista. El pensamiento nacional es uno mestizo, genial e imperfecto adrede: no hay síntesis conceptuales ni mucho menos distancias entre experiencia y pensamiento —privilegios de cuentista social europeo, liberal y progrecolonialista. Poca dialéctica, mucha contradicción, lucha terminable e interminable. Hay lo que no hay, adviene el ser sólo desde un estar, al mejor estilo Kusch[iv]: sabemos y hemos padecido la importación de la matriz liberal progresista europea a nuestras tierras, la cual resulta, sobre todo si se efectúa queriendo hacer el bien, inexorablemente afín al colonialismo. Este último problema, político antes que epistemológico, resulta de nuevo harto frecuente en el psicoanálisis y el feminismo, sobre todo en sus efectos burocrático-institucionales.
Nuestro horizonte es un justicialismo freudiano: modos de singularidad-común que no serán subversivos sin la pulsión del feminismo, la cual interviene al derecho con esa complejidad potente que es el deseo humano, demasiado humano. Ese haz de luz que suele mojarle la oreja al capitalismo neuropatriarcal.
¿Cómo pensar entonces ese pueblo que no se equivoca aun en sus equívocos, que elije lúcidamente enojado, que sigue bancando aún sin llegar a fin de mes? ¿Cómo alojar y organizar, si se nos permite, dichos equívocos, cómo tornarlos utilizables más allá de cualquier tecnoutilitarismo? Quizás se trate de intentar ceñir la singularidad justicialista allí mismo, en y desde dichos lapsus. Por ello pronunciamos justicialismo freudiano en su trabazón con el psicoanálisis argentino[v], el movimiento feminista y su potencia de salud colectiva: algunas pistas para vérnosla con dicha singularidad, objeto complejo y en resistencia a sus categorizaciones apresuradamente clásicas. Recordemos que toda singularidad, incluidas las de la física cuántica, se aborda desde construcciones conjeturales, situadas, abiertas a la contradicción y desde colectivos de pensamiento-acción.
¡Que la izquierda nos corra por izquierda, que los liberales nos pidan más coherencia! La militancia peronista, que no es ágrafa, habla desde otro lugar y apunta hacia un horizonte que es francamente superador a la resiliencia moderada y a la idealización puberal: el de una Patria justa, libre y soberana, es decir, el de un pueblo merecidamente feliz, centrado en el trabajo como motor de un deseo, en donde todas las singularidades pueden experimentar su aura en comunidad.
[i] González, B. (2021). La obligación de ser genial. CABA: Gog & Magog.
[ii] Perón, J. D. (1971). Actualización política y doctrinaria para la toma del poder. Documental dirigido por Pino Solanas y Octavio Getino (grupo Cine para la liberación), filmado en Puerta de Hierro, Madrid.
[iii] “La codicia produce más daño que cualquier droga”, entrevista realizada por Silvana Friera en Página12 referida a su libro Manual del niño neoliberal (Cariño Ediciones, 2022): https://www.pagina12.com.ar/398066-daniel-santoro-la-codicia-produce-mas-dano-que-cualquier-dro (28/2/2022). En sintonía, ha planteado también que “El peronismo es un producto barroco de la política. Agarró cosas del capitalismo, del comunismo, del socialismo y armó una invención política fantástica. Por eso el peronismo tiene que ver más con nuestra cultura que con nuestra política. Ese es nuestro gran logro colectivo (…) Todos los emblemas del peronismo tienen una voz enorme en nuestra cultura. Es fácilmente iconizable (…) El que produce barroco se apropia de todo”: “¿Por qué no militamos la economía?”, entrevista realizada en El cohete a la luna: www.elcohetealaluna.com/por-que-no-militamos-la-economia (28/3/2021).
[iv] Kusch, R. (2008[1975]). La negación en el pensamiento popular. Buenos Aires: Las cuarenta.
[v] No se pretende fundar “una clínica”, ni mucho menos subsumir una multiplicidad de experiencias, recorridos, posiciones teóricas, epistémicas e ideológicas a una suerte de esencia, una “argentinidad analítica”, ni nada de eso. Simplemente es un sintagma que, al decir de Barthes, remite a quienes escriben por una suerte de transferencia, trágica pero encarnada territorialmente, intentando causar el deseo por discutir esos aspectos de nuestra praxis que están menos inexplorados que renegados.


Julián Ferreyra y Sofía Rutenberg: Psicoanálisis, Feminismo, Peronismo – Hacer-Clínica / Editora, 2023 (212 págs.)
Se presentará el próximo 15 de marzo a las 18hs en la Casa de las Culturas de Quilmes, junto al artista Daniel Santoro.
Sobre la pre-venta: www.hacerclinicapsicoanalisis.com/pfp

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