Leí que Pablo Lescano, luego de un accidente en la moto, compuso casi todas las canciones de Damas Gratis, las más conocidas, tumbado en la cama con un pianito. Vicentico dijo en una entrevista que le gustaba escribir sus canciones en la cama. Charly va de la cama al living y compone su primer disco solista. Algunos dicen que fue el segundo, no tengo ni idea.
El invierno pasado, mientras Julián hacía un curso de buceo los sábados, me dediqué a escribir metida en la cama. El propósito: terminar mi libro. Mi amiga Juli, experta en escribir en la cama obras de teatro, me regaló una especie de bandeja para apoyar la computadora.
Cuando me fui a vivir sola, invertí en una cama. Más allá de ese mobiliario no tenía nada, y tampoco me importaba: ahí pasaban las mejores cosas. Las únicas que interesan cuando sos joven, mujer y te emancipás.
Hace varios años, fui a ver a una paciente a su casa. Por cuestiones de salud, no podía salir.Cuando llegué estaba la puerta abierta y ella tumbada en la cama, lloraba, se lamentaba. Me había dejado una silla a su lado y un vaso de jugo. Me pidió perdón por no poder levantarse. Le daba vergüenza recibirme acostada. Le dije: “Vamos nena, no es tan grave unos días en la cama”. Me miró con esos ojos abiertos y saltones llenos de sufrimiento y bondad. Me preguntó por qué nunca tuvo su cuarto en la infancia, por qué sus padres decidieron que durmiera con ellos.
Ese día lejos de mi consultorio entendí el uso del diván, y por qué las personas hablan mejor sus verdades estando acostadas.
Miro esas películas de reyes y reinas y pienso en esas camotas, en cómo me pasaría la cuarentena ahí dentro, leyendo y escribiendo, con la computadora y los libros esparcidos, con un pijama cómodo y esos platones con quesos y uvas. Por la tarde, daría una caminata por esos enormes jardines.
George Orwell, Marcel Proust, Voltaire, Truman Capote, Vicente Aleixandre, Edith Wharton, Vladimir Nabokov, Ramón María del Valle-Inclán, todos escribían en la cama (lo googleé) porque consideraban que se pensaba mejor en posición horizontal. Freud primero, Lacan después, introdujeron que para analizarse hay que estar acostados.
Dime cómo usas el diván y te diré quién eres: posición fetal (¿se dieron cuenta que es la cucharita?), despatarrado, cómodo, transpirando o dejando los pies sobre la tierra. Para Lacan, es indudable que no se piensa del mismo modo acostado o de pie, porque en posición acostada las personas hacen muchas cosas, principalmente el amor. Sólo el amor arrastra a toda suerte de declaraciones. En la posición acostada, tenemos la ilusión de que lo que decimos importa en lo real. La clínica es la cama.
El deseo de estar en la cama es siempre mal visto, por eso lo hacemos bajo circunstancias excepcionales o con culpa. La productividad tan necesaria para un sistema de esclavos, requiere que las personas la usen sólo para dormir y en lo posible empastilladas. Un paciente durmió un año en el sillón del living porque decía que su cama le daba pesadillas. El miedo a soñar es miedo a desear.
¿Por qué el descanso está escindido del trabajo? O una cosa o la otra. Para los psiquiatras las opciones son dos: Clinomania o vagancia. Los psicólogos recomiendan armarse rutinas para la cuarentena, que la cama se use después de las 20hs. No es lo mismo usar la cama que dormir. Me acuerdo los años que trabajé en un hospicio con adolescentes. Jamás me voy a olvidar de sus miradas brillosas, su baba blanca y de la felicidad que sentían cuando podían meterse en sus camas, taparse y charlar con sus compañeras de cuarto. Era el único momento de libertad, de hablar sin que las controlen. Volvían a ser las que eran: niñas en un campamento envueltas en sus bolsas de dormir. Uno de los momentos de mayor goce son esos minutos (que pueden ser horas) entre que suena el despertador y salgo de la cama. Es el instante en el que suelo escribir en mi cabeza la poesía más sincera, porque todavía no opera la censura.
Tiene un nombre psiquiátrico: Dysania o depresión mayor. Visto así, el momento de placer es un trastorno. Para mí, la depresión no es permanecer en la cama, ni la inactividad sino un estado constante y activo de dolor, que se da también en las personas más “productivas”, las que nunca se detienen a hacerse ninguna pregunta y necesitan muchos fármacos y/o rituales para dormir.
La depresión es el sepultamiento del deseo, incluso el de estar en la cama y disfrutarlo. Clinomania proviene del griego, significa “obsesión por el sueño”. Seguro lo googleaste apenas leíste el título. Ojalá las personas se obsesionaran en soñar.
2 Respuestas
Noe
Qué disfruté este texto!
Lisi
Gracias.
Fibromialgia mediante, pasé varios meses en cama. Me di cuenta que el deseo se esconde en el sueño y que el insomnio muchas veces me caia despues de soñar. Me invité a escribir en la cama para acompañarme en mi propio COVID y conectar con mis sueños/deseos. Fuerte y hermoso a la vez. Aguante la horizontalidad!