Estar en Wilde*
Expresé mi sentir; ahogado por la convención social destructora de almas, arrastré mi pensamiento hacia la sátira y solté en convalecencia mi lírica hasta quedar “libre de la injusticia del mundo y su dolor”.
“Dentro de este inquieto, apresurado y moderno mundo” he paseado mis anhelos infructuosamente, queriendo llegar hasta su acabamiento, hasta el límite; escondido en la metáfora y la crítica, me consuelo sabiendo que este tiempo que me tocó vivir, no es mi tiempo.
Encontré la conexión entre la pluma y la vida y la vacié sobre una porción de la historia que no me correspondía; sin embargo, me atreví.
A pesar del pesar, me divertí y hasta logré divertirlos, me enamoré de lo justo y logré idealizar desde mi asiento, a los demás.
Sin embargo, el escándalo, la pasión y la intriga me doblegaron al punto que viví dentro del drama que había ensoñado “y la ruina bailó en las cortinas de mi lecho” mientras sollozaba acurrucado en mi piel. Me deshago en lágrimas hasta que pienso en dejar de respirar. No lo logro.
“Tanto fue el llanto que la alegría ha huido de mí”, y ahora, dentro de esta habitación, el siglo que se va también me lleva a mí. Mi equipaje es, además del amor, de mi refinación, de mi gusto y mis placeres estéticos, todo el desprecio y el dolor recién experimentados, junto con el triunfo de haber encontrado en ellas, el mayor de los significados artísticos.
“He elegido, he vivido mis poemas, y aunque
La juventud se fuera en días perdidos
Hallé mejor la corona de mirto del amante
Que la de laurel del poeta”.
Noé Fernández Anguiano (México)
*del libro Facciones y ficciones, de Claudio Priotti, doce textos argentinos y doce textos mexicanos ilustrados por Claudio Priotti (Lic. en Artes Visuales)
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