
“Las cartas del Capitán”[i], reunidas en un libro que se publicó este año, rescatan una época, y muestran un vínculo entre un padre y su hijo, con un hondo contenido humano y amoroso, que trasciende los antagonismos ideológicos.
Las palabras se hacen sentir en el cuerpo. Cualquiera puede dar cuenta de ello en la vida cotidiana, una palabra susurrada, con fuerte entonación, cariñosa, el reto de una madre al hijo, y tantas de nuestras experiencias dan cuenta que esas voces, cartas, canciones, músicas reverberan en el cuerpo como caja de resonancia. No solamente son esas expresiones orales, sino que también entran en este código descifrado por el cuerpo, las palabras escritas.
Con este libro, Hugo Soriani rescata las cartas que su padre, Capitán del Ejército, le escribió durante los nueve años que duró su encierro en la cárcel, y constituyen un testimonio de la relación de un padre con su hijo, más allá de sus diferencias.
Las cartas del Capitán Soriani, revelan qué quiere decir amor. Lacan señalaba que el modelo de amor, es el amor del padre, un vínculo que se efectúa en tanto es nombrado en su función por una mujer, como causa de deseo, sin ningún otro elemento de certeza. El abordaje de la cuestión del padre como nominador y como función, es la posibilidad de ordenamiento del lenguaje, de anclaje. Pero tampoco voy a detenerme en esta cuestión que reconoce en la tradición psicoanalítica, primero con Freud y luego con Lacan, un largo desarrollo, porque no se trata de hacer teoría.
Estas cartas fueron escritas por un padre, de formación militar, que se oponía a la militancia y a las ideas de izquierda de su hijo, tal como lo recuerda Hugo Soriani en este libro. Su lectura conmueve profundamente, porque muestra el gesto de amor, hecho de palabras y de silencios. Sabemos que las palabras no son un continuum, ni son unívocas, así nos lo señala el psicoanálisis en tanto nos confronta con el malentendido y el sinsentido del lenguaje.
Ahora bien, se están cumpliendo en poco tiempo 40 años del inicio de un ciclo democrático y las cartas del Capitán, son el testimonio de que la palabra democracia es la oposición a la palabra dictadura. Pero entonces no solo hablamos de esas misivas, sino que tal como lo muestra Soriani, las palabras tocan el cuerpo. Porque la dictadura cívico-militar-eclesial, operó sobre los cuerpos con torturas, vejaciones, desaparición de personas, robos de bebes, y produjo la transformación del vínculo social, que introdujo con el neoliberalismo.
Vuelvo a esas “cartas” de un padre hacia un hijo, preso político en Argentina. En el prólogo, dice Mariana Enriquez: “No es en absoluto el relato de una tragedia, aunque las circunstancias sean trágicas”. Taty Almeida, que también introduce el libro, afirma que “te permite hacer memoria, pero también celebrar la vida”.
En poco tiempo nos vemos prestos a volver al acto comicial. Hoy la anhelada democracia, tal como se la concebía parece estar en transformación, donde el ejercicio de lo político parece estar cada vez más ausente. Si lo político es la circulación de las palabras y el diálogo, hoy parece estar ausente esa potencia transformadora de lo colectivo, que tocaba la sensibilidad de los cuerpos, los hacía vibrar en pos de una sociedad menos desigual. Hoy se manifiestan sentimientos que apelan al bien individual y a la liquidación de quienes piensan diferente, basados en la insatisfacción con un sistema que prometía comer, curar y educar. El individualismo y la meritocracia giran alrededor de la violencia con discursos que reivindican el mayor genocidio del siglo XX en nuestro país, junto a la abolición de las mayores conquistas de derechos que llegaron de la mano de los feminismos.
Es cierto que el mundo se viene transformando vertiginosamente, el cambio climático es su expresión más acuciante, no solamente en su faz ambiental, sino que muestra un mundo que se derrumba porque desprecia todas las formas de vida y es en esas coordenadas que el vínculo social tampoco escapa a las lógicas del utilitarismo más feroz.
La demokratia es un legado griego que tiene unos 2500 años de antigüedad, esta forma de gobierno contrastaba con otras con las que coexistía en las diferentes ciudades-estado, como el gobierno de las elites, de una sola persona, de tiranos, etc. Cada sociedad funda sus vínculos sociales en relación al contexto en que se desarrollan. Sabemos que la crisis parece consustancial desde los primeros tiempos del capitalismo. Lacan ubicó al discurso capitalista mostrando una lógica que excluye a la castración, el límite, y de tal modo gira como una máquina demencial, que sutura cualquier hiancia con objetos de consumo, y expulsa al amor de la vida de las personas. El capitalismo aparece como inherente a la agresividad y hoy la rabia parece ser el sentimiento que tiene más difusión.
Las cartas del Capitán, son la muestra de una época, pero además exhiben lo que significa un acto de amor. No se trata de la romantización de una experiencia, ni de las relaciones de padres e hijos. El psicoanálisis ha puesto de manifiesto que el amor es cosa seria, resorte de las relaciones con los otros, del vínculo transferencial y condición de posibilidad para abrir la puerta al deseo, y permiten que la vida sea vivible. Estas cartas que vienen de un tiempo pasado aparecen hoy como un mensaje hacia el futuro.
[i] Las cartas del capitán, Hugo Soriani, Editorial Octubre, 2023
Vivian Palmbaum, psicoanalista, miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis e integrante del proyecto Propuesta Tatu

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