
El año en que se sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario mis amigues y yo teníamos alrededor de 12 años. “Me acuerdo que era chica y lloraba porque el cura de la iglesia le había dicho a mi amiga que como no estaba bautizada iba a ir al infierno”.
“Tenía la capacidad de reconocer el horror en los dichos de mis compañeros, pero no tenía las herramientas como para poder discutir bien sobre el tema”.
“Sólo recuerdo estar en 7° grado parada sobre el banco gritándole a un chico que estaba en contra de la ley porque sus papás médicos le habían confirmado que ser gay era una enfermedad y no me acuerdo qué le contestaba pero me acuerdo de la furia”.
La mayoría de nosotras todavía no hablaba de amor con palabras propias, habíamos aprendido la heterosexualidad blanca y obligatoria por las películas de Disney, pero eso ni siquiera había entrado en conflicto con nuestros propios deseos. No, no hablábamos de amor, hablábamos de justicia e igualdad, y la defendíamos.
Desde la casa Rosada, Cristina Kirchner ese día se preguntaba: “Cómo se sentiría ella, y cuando digo ella me refiero a Eva Perón, cuando presenció la sanción de los derechos políticos de la mujer. Hace 58 años las mujeres no podíamos votar y acá estamos, miren dónde estamos”.
Ese día un representante de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) se subió al palco con un pañuelo verde atado al cuello.
Diez años después, “mirar dónde estamos” es haber crecido con una presidenta mujer, haber transitado una adolescencia con muchas más libertades para amar y para desear y fundamentalmente para pensarnos como sujetxs políticxs. Es abrazar la X en nuestra campera de egresadxs, la Ley de Identidad de Género en 2012, la modificación del Código Penal para incluir la figura de femicidio, el Ni Una Menos, la Ley Micaela, el fallo histórico por el travesticidio de Diana Sacayán y la Marea Verde.
Diez años después, todavía falta; por la legislación del cupo laboral trans no se llenan las calles y los argumentos en contra del matrimonio igualitario se siguen reciclando en los dichos de quienes pretenden, aún hoy, negar las identidades no binarias. Pero los besos que ese día todavía no eran los nuestros resultan tan fundantes como los brazos de mis amigues la noche de la vigilia en el Congreso cuando se rechazó la ILE en el Senado.
Mirar dónde estamos es poder decir: “Hoy somos una sociedad un poco más igualitaria que hace diez años” y seguir luchando como aprendimos, en el camino de la diversidad, el amor y la igualdad.

3 Respuestas
Ana Isabel Sarbach
Emilia que justas tus palabras y muchos en algún momento hemos escuchado disparates de los del tenor de tu relato. Me gustó mucho leerte y encontré coincidencias en tus palabras!
Cla
Soy Cla, trabajo como médicx, soy docente y amo mis carreras. Estudié en instituciones estatales y en ellas ejerzo mis dos profesiones. Recién hace 10 años tengo los mismos derechos que vos, que ella, que él, que le/les.
Ser investido de derecho me hizo más argentine, pero sobre todo me transformó en persona.
Mismo amor mismos derechos. Tenemos igualdad legal, aún nos falta igualdad real.
Gracias Emilia por tus palabras. Celebraremos la diversidad, la disidencia y la deconstrucción para una sociedad más justa, igualitaria y con garantía de derechos.
Mónica Carinchi
Muy hermoso lo que escribiste, espero que tu sensibilidad se contagie a todxs lxs jóvenes.