
Sala de espera. Estoy algo nerviosa. Falta poco para mi cirugía ocular. Operan a seis, esta mañana. Veo a dos hombres que están alejados e inmersos en sus celulares. Me siento cerca de las tres mujeres. Había que ir con ropa cómoda. Ellas, con impecable atuendo deportivo. Yo, un poco más hippie, pero linda…no desentono. Yo, de Rosario. Ellas, de otros pueblos y ciudades de Santa Fe. Hablamos de eso, porque enseguida se desencadena la charla. También, discurrimos sobre el tema que nos convoca. Todo super ameno. Me resultan simpáticas…No sé cómo fue que una critica la jubilación para desocupados de 55 años y el daño que eso le hace a la ANSES. Otra se queja de la AUH y dice que, a ella, nunca nadie le regaló nada. Otra tiene a su hija en Bs As, pero ahí no se puede andar por la calle, por el peligro de las marchas de los piqueteros. Se quejan de los pobres.
Digo que los que nos sacan la plata son los ricos y ahí se arma el quilombo. En eso, llega mi turno de pasar al quirófano. Ya me había olvidado. La chica que me llama, me dice que me salvó del linchamiento. La enfermera que me prepara, me aclara que ella coincide conmigo, pero que tenga cuidado con el médico, que tenga en cuenta que me tiene que operar.
Por suerte, salió todo muy bien. Veo mucho mejor y cada vez veo más claro que la grieta es ineliminable.
Nació en Rosario el 18 de octubre de 1955. Es psicoanalista.
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