extracto de «un siglo de fútbol» / marcelo sevilla

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Un siglo de fútbol*

Llega el fútbol

Hacia finales del siglo XIX y principios del XX (1870-1910 para hacer un recorte temporal  aproximado), se produjo una nueva ola de inmigración británica hacia la Argentina, junto con muchas otras colectividades, principalmente italianos, españoles, también croatas, judíos, sirio libaneses, entre otros. En este caso, motivada principalmente por la construcción del ferrocarril. Fueron los británicos quienes desarrollaron el ferrocarril en el país.

La navegación transoceánica que atravesaba un extraordinario impulso fue el vehículo (los barcos a vela fueron siendo reemplazados por los vapores), no sólo técnico-material sino también económico, de la gran emigración europea.

Las condiciones del país aparecían favorables: expectativas económicas a pesar de los desequilibrios sociales, transformaciones embrionarias de la estructura institucional y posibilidades de trabajo en medio de la extensión y la riqueza despoblada de su territorio.

Los ferrocarriles tuvieron un rol clave en el desarrollo y consolidación de ese modelo: facilitaron la incorporación de nuevas tierras para la actividad agrícola y ganadera al dinamizar los traslados y la comunicación. También fueron fundamentales para el traslado de la población, tanto por la migración externa como por las migraciones internas, muchas veces vinculadas con las tareas estacionales. La notable expansión de este medio de transporte también fue dando lugar al nacimiento de nuevos pueblos.

Y fueron justamente los obreros ingleses de los ferrocarriles los que nos trajeron el fútbol; pero no solamente ellos; también los ingenieros, porque el fútbol era el favorito de la clase media en aquella Inglaterra. Y estos profesionales tenían la suficiente influencia no solo para practicarlo, sino para implementarlo de manera organizada. Asimismo, hay que consignar que los estudiantes y las personas que visitaban el Reino Unido fueron otra importante vía de difusión (fueron a estudiar a algunas de las universidades inglesas, descubrieron este deporte tan popular y quisieron trasladarlo a sus países de origen). Así entonces, podemos decir que el fútbol nos llegó en barco. Y se desarrolló por el ferrocarril.

En el elegante Buenos Aires Cricket Club, en los bosques de Palermo (hoy, el Planetario), el 20 de junio de 1867 desde las 12:30 a las 14:30 se jugó el primer partido de fútbol. Su inspirador Thomas Hogg, publicó un aviso en un diario local en el que invitaba a jugar al fútbol y fundar el Buenos Aires Football Club. El día del partido varios de los asistentes no se animaron a los pantalones cortos por las damas presentes. Y sólo jugaron 8 contra 8.

Thomas Hogg, eufórico, dijo que «era el mejor pasatiempo, el más fácil y el más barato para la juventud de la clase media y para el pueblo». Mientras tanto, sólo lo jugaban los ingleses en sus clubes exclusivos.

En 1882, llega al país el escocés Alejandro Watson Hutton, precursor del fútbol argentino, un escocés visionario que viene a hacerse cargo del Saint Andrew College (primer campeón no oficial en 1891). De inmediato incorpora la práctica de deportes y un año después, el fútbol. Hutton funda el English High School, que sería la base del gran Alumni, recordada formación liderada por los hermanos Brown, un equipo con 11 apellidos ingleses que desde el 1900 ganó 10 torneos hasta su disolución en 1912. En las reuniones, en el club y en la cancha, todo se habla en inglés.

En ese contexto, en 1886, en los talleres ferroviarios de Junín comienza la práctica del fútbol, con jugadores en su mayoría británicos que se habían radicado en la ciudad. Poco después, el 3 de junio de 1887, se funda un club que todavía no era de fútbol (lo comienza a practicar en 1893): Gimnasia y Esgrima de La Plata, el más antiguo de los que hoy están afiliados a la AFA. A partir de ahí, en esos años de las primeras décadas del siglo XX, se inicia un proceso de enorme crecimiento en popularidad, lo que impulsó la creación de cientos de clubes y un extraordinario avance por todo el país.

Tierra adentro

Crece el fútbol, crece el número de espectadores, crece el entusiasmo. En la ciudad de Buenos Aires se extiende hacia los barrios; los pibes porteños empiezan a correr detrás de la pelota, en Palermo, en el Abasto, en Barracas. En capital, nacen Ferrocarril Oeste (1904) y Talleres de Remedios de Escalada (1906). Pero con los ferrocarriles las novedades deportivas comienzan a extenderse por el corazón profundo del territorio y a ganar fronteras en la Argentina de tierras adentro, hacia el “interior”. El tren transporta la pasión. Nacen Central Argentine Railway Athletic (1889, actual Rosario Central); Central Norte en Tucumán (1911); Central Córdoba en Rosario (1906), entre tantos y tantos otros, testigos de una creación masiva de clubes a nivel nacional.

La generación de jugadores de apellidos ingleses se comienza a mezclar: van apareciendo apellidos inmigrantes de otros países. En 1913 Racing Club, nacido de cuna inglesa, pero en Avellaneda, en la sala de espera de la estación Barracas al sur, conquista el primero de los 7 campeonatos consecutivos (récord histórico aún vigente) con sólo 2 jugadores británicos.

La ley de descanso dominical aprobada durante el gobierno de Hipólito Irigoyen en 1918 resulta clave, habilita disponer de un tiempo libre para que los días domingos, tanto los jugadores como los dirigentes y sobre todo los hinchas, pudieran ser parte activa de los eventos y transformarlo de a poco en una fiesta. Hasta la puesta en vigencia de esa ley, los compromisos laborales hacían que las posibilidades de concurrir a las canchas estuvieran muy acotadas para los sectores populares. Con esta novedad, la gente puede acercarse masivamente a los estadios; el fútbol y también los clubes se transforman. Se produce una vertiginosa transformación, tanto en los campos de juego como en las tribunas. Es preciso comprender este momento como una circunstancia primordial. Nacen los “hinchas”, los seguidores de cada equipo. Desde la simpatía, en principio barrial o local, con un club y unos colores determinados.

También la organización y la administración del fútbol afuera de la cancha genera nuevas inquietudes. Se pone en evidencia la necesidad de una mejor estructura. Se abren debates y posicionamientos.  Los comienzos de los años 20, la época del “tiento” (pelota de tiento), fueron en este aspecto, una década clave y profunda.

En 1919 el fútbol porteño se había dividido en dos asociaciones. Por un lado, la Asociación Argentina de fútbol —que tenía la afiliación FIFA— va a jugar el Sudamericano (Copa América de hoy); por el otro, la Asociación disidente arma el campeonato Argentino que, si bien se disputaba en Capital Federal, va a permitir que los equipos de provincia —virtualmente seleccionados provinciales— tuvieran competencia y visibilidad, a tal punto que muchos de esos jugadores integrarán algunas selecciones nacionales.

En 1921 Argentina gana el campeonato Sudamericano frente a Uruguay, en la cancha de Sportivo Barracas, con gol del rosarino Julio Libonatti, quien luego emigra a Italia y sería el primer jugador transferido al mercado europeo. La enorme repercusión social que tuvo el triunfo, lo consolida como una pasión popular.

En las primeras dos décadas del siglo, el fútbol se había acriollado, como los hijos de las y los inmigrantes. En cada barrio de las grandes ciudades, en cada localidad, nacía un club “Social y Deportivo”. Reunirse, bailar tango los sábados por la noche y los domingos a la tarde, fútbol.

En nuestra región

Entre 1889 y 1890 el ferrocarril llega a Venado Tuerto y se inaugura la estación. La ciudad había sido fundada cinco años atrás: en 1884. Al igual que en gran parte del país, el crecimiento de la población (notablemente aumentado por el aporte inmigratorio) hizo evidente la necesidad de un tipo de planificación social y de estrategias de futuro, tanto a nivel personal como familiar y comunitario. Estos impulsos se irán viabilizando a través de nuevas instituciones que contuvieran y expresaran esos anhelos. Así fueron surgiendo varias y de diverso orden: económicas y productivas; de formación cultural y educativa; de deporte y recreación; aunque todas relacionadas y de algún modo vinculadas entre sí a través de un componente común: la confianza en el progreso.

Y fue la educación —entendida integralmente, esto es, laboral, cultural, profesional, corporal, espiritual— la herramienta valorada y privilegiada para este proceso y por tanto, objetivo central y desafío prioritario. El censo de 1914 (con las imprecisiones que pudo tener, merced a las dificultades técnicas y geográficas que atravesó su realización) mostraba que el 52 % de las personas no alcanzaban la tasa neta de escolaridad primaria.

En este sentido, y dentro de este contexto social, cultural y económico, es que se puede valorar mejor la emergencia de entidades que empiezan a constituirse en nuestra región. En Venado Tuerto: Athetic Polo Club (1888), Asociación española (1890), Sociedad Italiana (1898), Colegio Santa Rosa (1898), Escuela Fiscal N° 496 (1899), Banco Nación (1901), Hospital de caridad (1908). Y es en el marco de este mismo transcurso, que en nuestras tierras del sur de Santa Fe comienzan a formarse los primeros clubes, ya con el fútbol como su actividad principal: Centenario FBCCyD (1910), Club Villa Cañás FBC (1912), General Belgrano de Santa Isabel (1916), Sportsman de Carmen y los Jorge Newbery de Rufino y de Venado Tuerto (1917), Atlético Elortondo y Los Andes de San Eduardo (1918), Ben Hur de Rufino y Sportsman de Villa Cañás (1919), Studebaker de Villa Cañás (1920).

Argentina, en tanto, ingresa a 1920 con una población estimada en algo más de 8.000.000 de habitantes, de los cuales más del 70 % viven en Buenos Aires. Y los habitantes del Departamento General López rondan los 70.000 aproximadamente.

La mayoría de las industrias, las profesiones y los comercios están en manos extranjeras. Gran parte no hablaba nuestro idioma. Casi un 30 % de las personas habían nacido en el extranjero. Las mujeres representaban sólo el 22 % de la población que declaraba tener profesión.

Percibamos entonces, la incidencia y los cambios profundos que este conglomerado, esta mixtura, va a traer en la alimentación, en el idioma, en la vivienda, en el mundo laboral, en el ocio, en el entretenimiento.

Si bien en nuestra zona por una cuestión de densidad poblacional, las novedades se tramitaban de manera menos exigente y con la bonomía propia del lugar, no resultaba menos cierto que la sociedad toda se encontraba asimilando el enorme impacto demográfico, luego de haber quintuplicado su población en esos últimos 40 años.

Y nos vamos a detener en el 1923. Es el año en que el célebre físico Albert Einstein visita nuestro país; Gardel llega a París y posa vestido de gaucho para promocionar sus tangos; por primera vez una delegación representando Argentina se apresta a jugar la Copa Davis de tenis, en Suiza en este caso, luego de un largo mes de viaje en barco, con un equipo integrado por Villegas, Caminos, Boyd y Robson.

En el estadio Polo Ground de Nueva York se disputa la polémica pelea por el título pesado de box, entre el campeón Jack Dempsey y el crédito nacional Luis Angel Firpo, “el toro de las pampas” (que lo saca del ring al campeón, aunque después pierde por knockout, todo en el primer round) paralizando al país a la espera de noticias de la pelea. Es el año en que se registra el primer partido de fútbol femenino, con un amistoso en cancha de Boca entre dos equipos llamados Argentinas y Cosmopolitas, que finaliza 4 a 3. El diario La Vanguardia da cuenta de la noticia como «El match femenino de football». Alrededor de seis mil personas, en su mayoría mujeres, asistieron el encuentro.

En primera división, en el campeonato de fútbol de la disidente Asociación Amateurs de Football el Club Atlético San Lorenzo de Almagro es campeón por primera vez. Por la Asociación Argentina de Fútbol, Boca y Huracán jugaron una larga definición entre ambos que finalizó en abril de 1924, consagrando a Boca como ganador, con el nuevo torneo ya iniciado.

Es en 1923, en la ciudad de Montevideo, que la selección argentina es subcampeona en el Sudamericano de selecciones, perdiendo con el local Uruguay por 2-0.

Mientras tanto, el fútbol aumentaba su popularidad, aunque sin alcanzar todavía concurrencias multitudinarias, en los todavía pequeños estadios para no más de quince mil espectadores. Es preciso consignar que hasta entrados los años 20, todavía era el turf el entretenimiento más popular.

Es 1923. Es donde nos vamos a detener porque es el año en que se va a fundar la Liga Venadense de Fútbol.

[…]

*extracto del libro Un siglo de fútbol, de Marcelo Sevilla, publicado por la Liga Venadense de Fútbol al cumplirse 100 años de su fundación en Mayo del 2023.

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