EL DESEO Y LA FUERZA: PSICOANÁLISIS & STAR WARS

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I

Quizás valga una breve analogía con la única ciencia confiable: la ciencia ficción. En el universo de Star Wars los jedis, sensibles a La Fuerza, son por demás intuitivos. 

¿Será La Fuerza una metáfora del Deseo? 

Devienen sensitivos por diversas razones: por la explicación biologicista de las precuelas —personas con más porcentaje de midiclorianos en su organismo—, por descendencia —Luke es sensible a la fuerza por ser hijo de—; o incluso por razones azarosas. 

Por cualquiera de estos motivos dichas personas, si lo deciden, sostienen y eligen, se entrenan espiritualmente para estrechar una conexión con La Fuerza y así afinar su intuición, pudiendo tener una espectacular percepción de sus sentimientos, los de los otros, de su entorno e incluso del vaticinio futuro. 

Pero advirtiendo también que la excesiva concentración en las visiones del futuro no hará más que malinterpretar al presente. La tragedia de Darth Vader es justamente por ello, neurosis de destino mediante. 

Los jedis intuyen con tanta intensidad porque los atraviesa un deseo, el cual han abrazado. No son meros creyentes, son Santos. Intuyen en tanto deseantes. 

La pregunta es, ¿debemos en este ejemplo ficcional y/o en la vida cotidiana reducir lo propio de la intuición, su uso, a un costado todo-místico? ¿Será simplemente que el misticismo se produce por añadidura? Si La Fuerza no es mística entonces el deseo tampoco. 

No hay metafísica alguna. Se trata de restituir la capacidad intuitiva, la cual angustia porque es al mismo tiempo índice del deseo. La intuición como una lógica, un faro para los meandros del fantasma. La intuición es efecto de una experiencia que encuentra en la construcción de una escucha y de la transferencia su único fundamento. 

Experiencia, aquí del inconciente y del propio análisis, allí de La fuerza, posibilitada por un curioso deseo: del analista o del jedi.

II

En más de una oportunidad el maestro le recuerda a su aprendiz que debe “dejarse ir” para así usar la fuerza y lograr leer mejor, intuitivamente, su realidad. Dejarse ir, cual enseñanza taoísta del Wu Wei, o como invitamos en la asociación libre. 

Psicoanálisis: conjeturar, (re)construir, adivinar el pasado. 

La neurosis de transferencia es El artificio analítico: es el camino del Jedi. Resulta hartas veces conveniente producir artificios que rompan determinadas armonías. Ese artificio, sintomático por antonomasia, es la política. 

Porque la política [del síntoma] es el antídoto al destino. Ya lo dijo el Maestro Luke Skywalker, desde el más allá de La Fuerza, en la última película: “Confrontar al miedo es el destino de un jedi”. Ese sería quizás el único destino que no es neurosis. 

Promover una praxis en torno a la política del síntoma no puede quedar como mero slogan: muchos colegas proclaman sus intervenciones como actos estelares y subversivos al tiempo que rechazan toda politización, toda discusión en torno al poder ejercido. 

Se trata del lado oscuro del psicoanálisis, los sithanalistas que ejercen una utilización canallesca del “no forzar”, que sitúa como inmutable y natural al ejercicio autoritario, antidemocrático y antipopular del poder. Un síntoma despolitizado.

III

En Star Wars los robots no lloran, pero sí se angustian, siendo finalmente los más humanos de toda la saga. Nadie llora sino por hastío al orden, a lo que funciona. Quizás los autómatas —y las personas— suelen llorar por un funcionamiento demasiado óptimo. 

En Star Wars los robots son máquinas muy sofisticadas pero imperfectas. Se rompen todo el tiempo, fallan y a la vez son muy leales. Los robots de este bando son los seres más solidarios; los del otro, los más despiadados. El cuerpo de Anakin Skywalker deviene máquina en este preciso sentido: se trata, como en la inhibición, de un cuerpo-máquina con un alma en potencia.

Anakin nunca pudo ser un Jedi porque fue un niño edípico. No pudo no desear. Terminó degradando su vida amorosa, buscó salvar y se celó hasta violentarse con niños y mujeres. Encontró en el lado oscuro un lugar para odiar y sufrir resentimiento en su humanismo sadeano.

C3-PO es quizás el personaje más humano, demasiado humano, de toda la saga. Es genial por introducir un real en los robots que es imposible de gobernar vía ecuaciones o algoritmos. Nos recuerda también que a mayor avance tecnocientífico hay más desidia, miseria y desigualdad. 

Son unos cuantos locos místicos, los Jedis, junto con algunos sujetos robóticos, quienes paradójicamente evitan un escenario apocalíptico de primacía absoluta de la técnica: destruyen mediante su arrojo deseante a la Estrella de la Muerte.

No olvidemos que lo que sucede en esta saga no está en el porvenir ni da cuenta de progreso alguno: estamos en otra galaxia, muy muy lejana, de hace muchísimo tiempo…pero que está adelante. 

Star Wars es distopía del deseo.


Fragmentos de #PsicoanálisisEnVillaCrespo y otros ensayos (La Docta Ignorancia, 2020)



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