el lugar del análisis en y los duelos / paola sánchez ulldemolins

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Dedicada a Agustina Eva Sánchez

“El recuerdo tiene el mismo poder que la escritura: cuando ves la palabra “gato” escrita en un libro su aspecto es muy diferente del minino de los vecinos, que te ha mirado con esos ojos tan hermosos. Y sin embargo, ver esa palabra escrita te proporciona un placer similar a la presencia del gato, a su dorada mirada dirigida hacia ti. La memoria es igual (…) si logras inscribir los tesoros de tu paraíso en la materia de tu cerebro, transportarnos en la cabeza, si no su milagrosa realidad, al menos sí su poder».     Amélie Nothomb

Estamos hechos de palabras, relatos, historias. El cuerpo también. Esa masa mucho más que corpórea, no solo hecha de materia y sustancia, sino, y sobre todo de lo mencionado antes, de lo dicho acerca de. Todo esto es lo puesto en juego en un análisis, no sin traspiés y alternancias.

Somos, lo que nos contaron que somos, pero también la diferencia que intentamos marcar de esta narración. Poco es lo que sabemos de nosotros y de nuestros deseos, quizás sea la condición de no saber la que posibilita un acto, un quehacer, unas palabras que nos dis-ponen a hablar, hablar es con alguien, un otro/O. Estas condiciones son las que posibilitan un análisis.  Así es como leemos por ejemplo el axioma Lacaniano: “La verdad tiene estructura de ficción”, no creemos que haya una verdad que nos defina escondida en alguna parte de la estructura, una verdad que habremos —los y las analistas— de presentarle al sujeto, paciente, y que a su vez habrá de resolverle todos o varios de sus problemas.

No, no funciona así, la verdad es cuando el sujeto la realiza. Un acontecimiento fuera de toda previsión y cálculo.

A veces como tirar de un hilo, descubrir hasta qué punto llega, pues nadie sabe adónde irá a detenerse, qué limite y qué forma va a revelar. ¿Tiene nudos? Tal vez.

Intentaremos entonces que el trabajo del análisis “produzca oleaje” como dice Gabriela Insúa: “Sobre esas verdades inmóviles, relatos cristalizados.” También dice: “La interpretación no debe ser teórica, sugestiva, imperativa. Debe ser equívoca”.

A medida que surjan versiones distintas de los mismos relatos estaremos facilitando la producción de nuevas historias, “quizás” otra posibilidad, versiones de una versión. Nos ubicamos muy lejos de esto buscando la interpretación forzada, recargando sentido al sentido. Volviendo a Gabi Insúa recordamos: “La meta de la interpretación no es dar un sentido nuevo, por el contrario, su eficacia está en la ruptura del sentido, que propiciará la aparición de una nueva significación, tarea que estará del lado del sujeto, no del analista”.

Cuando acontece un duelo

Pienso en muchas cosas, temas, situaciones de vida llevadas a la clínica, pero insiste en mí algo que ocurre en el especial y distintivo movimiento de los duelos: territorio que inexorablemente habitamos, en algún, algunos, momentos de nuestra historia. En el singularísimo modo de cada quien, de cómo pueda vivirlo, y digo vivirlo, no atravesarlo, que supone un principio y un final. Tal vez el duelo sea un modo nuevo, un modo otro de seguir viviendo sin lo perdido, y sin nosotros en aquello que ya no está, donde nos perdimos también. Eso que paradójicamente se encuentra a veces tan presente, tan en diálogo con lo que queda de nosotros. Conversando con nuestro pesar y a nuestro pesar, con esa afección, crónica, única, similar y diferente cada vez.

Y cuántas son las versiones imaginarias en un duelo, la irrupción de lo real, el no saber nada sobre el amor, sobre el cuerpo que también se disloca, escuchando su voz, comiendo menos, más, durmiendo, o pasando la noche en “vela”, tatuándose un nombre, representación de la ausencia, viéndolo caminar por la calle. Como en la medida en que transcurre el análisis, algunas de estas versiones, como así también ciertos semblantes identificatorios se conmueven a partir de cambios en la posición del sujeto, de rodear un vacío, vacío al fin.

¿Cómo pensar entonces lo diferencial del análisis respecto a dicha búsqueda? La escucha analítica apunta desde su posición y su comienzo a una interrogación en el discurso del analizante. Es desde allí que la apuesta por el despliegue inconsciente invita al sujeto a escucharse a partir de lo que el Otro le devuelve de su propio mensaje. Retornan imágenes y palabras en sueños, impresiones imprevistas que asaltan sin previo aviso. Dice Jean Allouch en Érotica del duelo en tiempos de la muerte seca: “Contra un fondo de insatisfacción respecto de la versión psicoanalítica del duelo entonces aceptada, varias experiencias sin embargo diferentes (la mía, la lectura lacaniana de Hamlet, la lección recibida de Oé) convergían hacia otra versión que sitúa hoy el duelo esencialmente como un acto sacrificial gratuito, que consagra la pérdida al suplementarla con un pequeño trozo de sí”.

Mientras escribo, viene a mis pensamientos el libro bellísimo y tremendo de Facundo Abal Un Tornado Alrededor donde el protagonista que es apenas un niño, vive inmerso en una familia que se recorta como una caricatura de sí misma, caricatura de una muerte velada por la imposibilidad de hacer lugar a la tristeza, al dolor, a la pérdida real y simbólica  —la muerte de un hijo— alguien que formaba parte de una trama familiar y ya no está, cesa en todas las poderosas implicancias de cotidiano. Y él, un niño sensible, el hermano que queda solo, inteligente, amoroso, aguarda, observa y vela. Teje un más allá de los “accidentes de la sangre” como prologó bellamente Juan José Becerra. Toma un “trozo de sí”.

No hay destino sin pérdida, pero no hay pérdida que no nos brinde la posibilidad de algún movimiento, que más o menos asertivo, nos despliegue hacia otro lugar. Pues un análisis se prestaría a ser la apertura a ese territorio.

Rimbaud:

 Un golpe de tu dedo sobre el tambor.

 Descarga todos los sentidos

 y comienza la nueva armonía.

 Un paso tuyo,

 Es el alzamiento de nuevos hombres

 Y la hora de la marcha…

 Tu cabeza se aparta, un nuevo amor.

 Tu cabeza se da vuelta, el nuevo amor.


Lic. Paola Sánchez Ulldemolins. Psicoanalista.
Ex directora del Centro socio educativo Luis Agote. Ex Directora de Niñez adolescencia y Familia del Municipio de Pilar. Clínica y supervisión de cuestiones institucionales

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Una respuesta

  1. Juan
    | Responder

    Me gusto mucho la nota, es clara y compleja pero deja entrever mucho del misterio de un análisis y los los pesares que ahí se depositan.

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