Kafka y la realidad argentina / Melisa Alvarez

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Kafka y la realidad argentina, una salida afectiva

Durante 100 años, lecturas vagas han mal entendido a Franz Kafka, reduciéndolo a un escritor perturbado y sufriente, cuya legado es la mera descripción de la máquina burocrática del Estado Moderno. Estas líneas se proponen, una segunda lectura, rastreando los saberes del poder y contrapoderes que se esconden en el kilogramo escrito por nuestro pájaro dibujado.

Encuentro en Kafka, como tantas escritoras y escritores con sus lecturas alumbrantes, una exploración de las dimensiones de la realidad en su carácter absurdo, mecanismos de sometimiento y las salidas posibles a éste, toda una lectura moderna, que se nos hace contemporánea. De modo tal, que haciendo uso de la literatura menor, intentaré ir y venir, de la mano de Kafka y de otros, para pensar el ánimo político del presente argentino. Como proponía Agamben, se buscará alumbrar la oscuridad del presente, buscando sus reflejos proyectados desde el pasado, enlazando aquí, procedimientos discursivos entre enemigos políticos. En la literatura de Kafka la justicia se presenta como materia inabarcable, laberinto de códigos plausibles de ser deliberadamente manipulados, comentados, interpretados y transformados, el lenguaje jurídico anula la creencia en lo justo y se sirve de la ignorancia de sus acusados, en complejos andamiajes laberínticos. El señor K recorre alterado sus casilleros, manifestando una sensación de incoherencia frente al absurdo de la compleja máquina disciplinaria estatal, por momentos su cuerpo cae, se hace frágil en un estado de desconcierto y desesperación ante lo inevitable; el proceso, de su acusación, manipulación, extorsión, vigilancia, humillación y exterminio, sobreviviendo solo; la vergüenza humana. La justicia en Kafka se presenta como forma perversa.

Los personajes del escritor checo, se esfuerzan, la mayoría sin lograrlo, para entender lo que está sucediendo en su entorno y cómo esto produce efectos dentro de ellos.

En Sobre la cuestión de las leyes (Kafka, 1924)nos alerta de la gran tortura; ser gobernado por leyes que uno no conoce. El origen y fin último de las leyes radica en sostener la dominación de la  nobleza, la continuación del Prestigio, de quienes entran y salen de la justicia, sin guardianes, sin autorizaciones. Un conjunto de embaucadores que con sortilegios, engañan al pueblo para sostener privilegios. Los privilegios obtenidos constituyen una posición social desde la que se comenta e interpreta la Ley, reformulándola sin modificar su fin último. El propio carácter de las leyes radica en el mantenimiento del secreto de su existencia.

En La construcción de la Muralla china, Kafka describe el método de la configuración del nuevo dominio como Estado-Nación, ensamblando la construcción jurídica del poder del Derecho a las operaciones imperiales de las dinastías. El “hacer vivir o dejar morir” foucaultiano se expresa en el domino anímico, el control sobre las emociones, la esperanza y desesperanza que produce el proyecto de la construcción de la muralla, una muralla que en sí, para el narrador siquiera es necesaria, puesto que las dimensiones son extensas para los pueblos invasores. La operación del poder es su incidencia en la tradición, su creencia, en algún fin imperial, como reproducción del dominio del territorio y la población. La continuidad entre la nobleza y la burguesía.  Difícil traer estas líneas del escribiente checo, sin recordar los consejos que Maquiavelo le otorgaba a todo príncipe. Sostener el control de una ciudad ha de ser la virtud más grande, la capacidad de lograr efectos de dominación concretos es el objetivo político por excelencia. Una reforma legislativa, para ser efectiva, debe ser ofensiva militarmente, al pueblo no le gustan las reformas de las leyes, y si han de cambiar, para garantizar una mayor dominación, las leyes deben cambiar todas de una vez, utilizando el poder de la espada. León Rozitchner advierte que Maquiavelo descubre el enigma de la dominación; la política como técnica, terror y astucia. El Príncipe debe saber que la crueldad depende de su buen o mal uso, si es efectiva, algunas enfermedades se curarán matando a los enfermos. Todo príncipe recién llegado, debe reflexionar sobre los crímenes que le es preciso cometer y ejecutarlos todos a la vez. Su habilidad para gobernar radica en hallar maneras por la cual sus ciudadanos siempre y en toda ocasión tengan la necesidad del Estado y de él. Así le serán siempre fieles.

Podríamos distinguir en Ante la ley, al tortuoso desconcierto del campesino, confundido y atemorizado por la manipulación de las palabras, como un hilo que lo conecta hasta nuestros laburantes de aplicaciones de comida rápida; lo común es el desconocimiento de las leyes laborales, una puerta que toda una generación argentina de trabajadores informales, nunca atravesó. El campesino solo acata la ley, su única comunicación con ésta, es dada por la enunciación del guardián de la puerta.

La astucia del poder se ejerce en la manipulación de las palabras, haciendo uso de un signo que designe un sentido unívoco, como borramiento de la multiplicidad de sentidos que en ellas existe. Una operación que consiste en anular la capacidad interpretativa, siempre ambigua.

Kafka abogado piensa en las leyes desde la nobleza, ¿qué continuidad moderna nos advierte?

Cabe preguntarnos, ¿para quién se reformará las leyes? ¿Existe una continuidad entre el actual príncipe votado y los anteriores, en la efectividad de la manipulación de las palabras, y cercamiento de la aplicación clara y efectiva de las leyes hacia los trabajadores?

¿En el campo nacional, quienes son los miembros que constituyen la actual nobleza kafkiana?

El presente nos sorprende con un príncipe que no queda claro si reniega de serlo, “anarco capitalismo” vocifera como meta política de su gobernanza. Designa un sentido para casta, que desde su propia boca, revela la operación del lenguaje como manipulación efectiva, por absurda.

¿El príncipe, para quién gobierna el territorio, incluidos nuestros cuerpos?

Antes de Milei, Cristina Fernández de Kirchner, alimentó la ampliación de derechos abriendo la puerta a nuevos jubilados, empleadas domésticas y disidencias, pero en ocasiones, utilizó su liderazgo político como un guardián ante la ley. Con la manipulación de las representaciones, fijó el sentido de la palabra privilegio, distinguiendo entre trabajadores que merecían reclamar y quienes pedían mucho, lo hizo ejemplificando demandas concretas de efectivización de leyes existentes de quienes atravesaron la puerta, entre sus ejemplos; los reclamos  salariales docentes aparecieron en su discurso, como un conjunto de pretensiones de quienes eran privilegiados; a falsos tres meses de vacaciones se refirió la ex presidenta.

En su último discurso en Rosario, la ex mandataria volvió a utilizar la palabra “privilegio” asociada a los trabajadores de la salud, que exceden la salud misma del organismo, sumando a los trabajadores sociales y todos aquellos quienes constituyen un enlace entre los necesitados y el Estado, sea cual fuere su contrato laboral, sin mencionar la precarización del sector; más de cien mil enfermeras categorizadas y remuneradas como administrativas.

No hace falta un gran ejercicio reflexivo para entender por qué funciona la lógica propuesta por Milei, que vincula los derechos a meros privilegios de un sector reducido de la sociedad, esta manipulación del signo, ya había estado en funcionamiento y prosigue día a día.

En el centenario de la muerte de Franz, desde hoy, desde acá, nos preguntamos ¿La mayoría trabajadores informales, cómo verifican sensiblemente, desde su cuerpo, la lógica de nuestras leyes, sin antes haber atravesado la puerta de las leyes laborales vigentes?

Rozitchner, en Ser judío (1967) piensa en una liberación, una salida, solo posible si parte de una “(…) materialidad histórica atravesada por concretas relaciones de explotación y dominio, una fuerza de lo vivido elaborado, no de lo meramente simbólico.» (Sztulwark, 2022). Un índice de verdad experimentado desde nuestro propio cuerpo.

A pesar de la resistencia que desde sectores de trabajadores sindicalizados, movimientos populares y el feminismo popular, se despliegan contra el avasallamiento legislativo de nuestras leyes laborales actuales, en cada uno de nuestros días, se hace carne la incredulidad de la mayoría de asalariados y desocupados en ésta lucha, no los convoca hacia las calles, en una multitud interpelada y emocionada, que logre hacer temer a quienes nos aterrorizan con la sanción de la Ley Bases.

¿Qué experimenta el cuerpo de los trabajadores argentinos?

Se encuentran, desde hace tiempo bajo un terrorismo económico, que opera en nuestra democracia inconclusa, desde la última dictadura cívico militar.

Diego Sztulwark piensa que “El neoliberalismo le ofreció a la sociedad argentina un estilo flexible de subjetividad, de lenguajes, las redes sociales, de vestimenta, de libertades sexuales, de libertades corporales, afectivas, hedonistas, de consumo.” (Sztulwark, 2023). Pero el proceso democrático argentino no culminó. Sztulwark encuentra el momento de la gran desilusión, por el nulo efecto, del esfuerzo ofensivo para sacar al macrismo en 2019 y obstaculizar el endeudamiento con FMI, una desilusión por no haber podido parir un programa mínimo democrático popular que funcione, seguido de una movilización insuficiente frente a la amenaza de vida de la ex presidenta, como representante política de un amplio sector de la sociedad.

La continuidad es el Terrorismo económico. Las condiciones de la libertad de mercado, garantizadas desde la dictadura, con Milei se totalizan, en un mercado que en su funcionamiento nos desnuda y endeuda constantemente, la mitad de la población, no sólo no sabe cómo terminar el día, sino que a éste, ya lo debe, debe una vida que no logra ser vivida.

Con la aceleración del empobrecimiento, nos desposeen de cosas, vínculos e imaginaciones, haciendo de la vida una desesperación, nuestro ánimo secuestrado. Jubilados, desocupados, comedores populares y asalariados informales, golpean las puertas del Anses, del nuevo “Ministerio de Capital humano”, preguntando de qué modo pueden ayudarlos a terminar con su ayuno, mientras hablan con el guardia del umbral que los separa de la ley. El resto, consumimos para aplacar la desesperación y rendir cuentas productivas, nuestra potencia se reduce para hacer otra vida. La miseria crece en nuestras veredas, ya no podemos eludirla.

Los argumentos de la izquierda se mantienen débiles para interpelar la desesperación expandida.

López Petit, Exposto y Alfieri, escriben desde hace tiempo, sobre la urgencia de politizar el malestar, una construcción política que parta de la inscripción personal de la impotencia, no llegar a fin de mes, desesperase, desencadenar malestares síquicos, sin poder ser productivos ni encajar, como se espera que podamos.

Los efectos del poder, en el presente hacen posible que predomine, desde nuestras vidas aisladas y desesperadas, la idea de sociedad reducida a la práctica del intercambio mercantil, es ésta la apuesta que fue votada. La mayoría, más que fascista, parece encontrase incrédula ante la propia naturaleza humana, la interdependencia afectiva y corporal, y sueña estar a la altura de una vida que la asfixia.

Desde nuestras ruinas superpuestas ¿cómo construimos la credibilidad en el ser social, a partir de la construcción y fomento de un índice de verdad alojado en el cuerpo?

En La transformación, mal traducida como Metamorfosis, Gregorio Samsa intenta comprender que es lo que le ha pasado a su cuerpo. Kafka anticipaba la lectura política de León Rozitchner, para quien el cuerpo procesa la emocionalidad y las percepciones, a una velocidad inaudita frente al lento proceso del pensamiento. “La conciencia se entera siempre tarde de lo que ya le ha ocurrido.» (Sztulwark, 2023).

¿Cuál es el método para conocer el mundo y a nosotros mismos sin el velo de los efectos de la obediencia? Construyendo, nuevas palabras que articulen la vivencia compartida, que activen sensiblemente el sentido múltiple fugado, una fuga de la consciencia, que la hace rodar en el actual limbo del sálvese quien pueda, como intenta de Josef K. Pero tengamos cuidado con las palabras, nos aconseja Kafka.

Pedro el Rojo (Kafka, 1917) informa a la academia que ha aprendido de los humanos; la libertad es uno de los engaños más elevados, y así, para engañarlos respecto a su simiesco origen, logró desarrollar el lenguaje, anhelando el movimiento corporal humano y pensando; en las determinaciones que condicionaban su propia existencia.

Buscando en las palabras de Kafka la idea de absoluto, nos encallamos en medio del mar abierto, nada es de manera inequívoca; sus tramas pueden no concluir5, sus personajes no encuentran las respuestas a sus condenas, las leyes discurren en otras incomprensibles o desconocidas. La construcción de la muralla se divide en partes7 En las cartas personales de Franz las intenciones se contradicen; se desea a lo que se renuncia, ni la admiración ni el desprecio a la forma de vida ajena, parecen agotarse una en el otro8. La propia vida de Kafka pareciera construir una crítica vital hacia la idea de completitud,  su débil sentimiento de pertenecía; a su familia, al judaísmo, a su país, la aspiración contradictoria de matrimonio, a su herencia comerciante, nos hace sospechar en su separación subjetiva hacia toda totalidad, desarmando las posibilidades de lo  identitario, de lo acabado, desarmando el nudo que forman nuestros nidos de víboras.

¿Acaso Kafka buscaba pensar la realidad como lo inefable, sabiéndose solo uno de sus modos?

Continuando desde León (Rozitchner, 2011), lo verdaderamente absoluto, sin fisura alguna, se aloja en la experiencia primigenia de nuestro ser, antes de que lo humano entre a la cultura, experimenta la unicidad imborrable con su madre desde el vientre, dejando las primeras marcas sentidas y semióticas. Una vez crecidos, inconscientes de ésa encarnación que nos late, nos proveemos de ella para desarrollar la consciencia, en un mundo apalabrado, atiborrado de significantes. Cabe la pregunta; ¿Cómo convertir la delimitación estrecha de las palabras encerradas en el signo, para poder pensar al mundo  y a nosotros mismos dentro de éste, y a través de ellas?

¿Qué es la libertad? ¿Una meta real o una idea que se instrumentaliza para producir mayor obediencia?

¿Cuál es el método para conocer el mundo y a nosotros mismos sin el velo de los efectos de la obediencia?

Hacerle preguntas al dolor, es lo que Odradek9 no pudo hacer consigo mismo, como bien podría estarle pasando a las madres y padres, temerosos del mundo de los otros, preocupados y obligados a construir sólo desde adentro de la estructura familiar, para sobrevivir a leyes del libre mercado.

¿Cómo salir de éste encierro; de la desesperación, de la casa, de las palabras con que nos embaucan? ¿Hay un principio eterno, por sobre la interdependencia social y material humana, más allá de la experiencia del amor al otro?

Todo dominio parece no amar, se sirve del odio, de lo absoluto, del signo, del prestigio que opera en privilegios, las vidas que valen y las vidas que no, anulando la amplitud de interpretaciones.

Si no hay amor que no haya nada, alma mía, no vas a regatear, 10 podría cantar cualquier persona que esté pasando hambre, mientras caminamos esquivándola con la mirada.

La humanidad que nos falta, la buscamos alimentando un enlace amoroso, singular, sensible, creativo y sensual, una experiencia insurgente de los afectos, que habilite nuestro desenvolvimiento como humanos, sin vergüenza de su humanidad.

Toca demoler la arquitectura mental que nos encierra en la soledad y desesperación, erigida por la obediencia. Tan complejo, insurgente, como sencillo;  toca abrir las puertas de nuestras casas para conversar, toca tocar el dolor del otro, abriendo desde adentro. Desafiemos los supuestos motivos por los que le dimos vida al Leviatán. Kafka  trata de decirnos; es todo un invento.

Agamben, Giorgio (2008) ¿Qué es lo contemporáneo? Actualidad, tiempo histórico, utopías del presente. Seminario.

Alfieri,  Joaquín (2023) La politización del malestar. Revista Civilizar.

Benjamín, Walter (2014) Sobre Kafka. Textos, discusiones y apuntes. Arkhe. Butler,

Deleuze y Guattari (1975) Por una literatura menor.

Exposto, Emiliano y Rodríguez Varela (2020). El goce del capital: crítica del valor y psicoanálisis. Marat.

Judith (1990) ¿A quién le pertenece Kafka? Paidós.

Kafka (1925) El Proceso.

Kafka. Franz. Informe para una Academia.

Kafka, Franz (1917) La Construcción de la muralla china.

Kafka, Franz (1919) Las preocupaciones de un padre de familia.

Kafka, Franz (1915) Metamorfosis. La Transformación.

Kafka, Franz (1919) Ante la ley.

Kafka, Franz (1924) Sobre la cuestión de las leyes.

López Petit, Santiago (2015) Hijos de la noche. Tinta Limón.

Maquiavelo, Nicolás (1532) El príncipe.

Indio Solari y Los Fundamentalistas de aire acondicionado (2004) Disco musical El Tesoro de los Inocentes.

Rozitchner, León (1967) Ser judío. De la Flor.

Rozitchner, León (2011) Materialismo ensoñado. Tinta limón.

Sztulwark, Diego (2020) La ofensiva sensible: neoliberalismo, populismo y el reverso de lo político. Caja Negra.

Sztulwark, Diego (2022) Lo que saben los cuerpos, amor e inmanencia en León Rozitchner. Lobo Suelto.

Sztulwark, Diego (2023) Una mano en el archivo, la otra despejando hacia adelante. Entrevista. Lobo Suelto.

Sztulwark, Diego (2023) Lo insoportable y l transformación. Lobo suelto y Página 12.

Melisa Ayelén Alvarez, Socióloga. Docente de la escuela pública. Investigadora del abandono escolar. Estudiante perpetua de la vida. Escritora nocturna.

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