la memoria viaja en subte / lila feldman

con No hay comentarios

(Otro título: memoria ambulante)

La Ilíada y la Odisea, de Homero, nos cuenta Irene Vallejo en su libro descomunal traducido a tantos idiomas como se nos ocurran, provienen del mundo anterior a la escritura, época en la que no tenía tanto sentido hablar de autoría porque las palabras –se las llamaba palabras aladas- estaban hechas de gestos, ecos, voces. Aún la escritura no las sellaba para la posteridad en estos artefactos llamados hojas de papel, que antes fueron papiros y hoy materia virtual pero indestructible, tanto que no es sencillo, o hasta posible, hacerla desaparecer. Y aun así, la memoria a veces guarda mejor, preserva de otro modo, algunas páginas de nuestra historia, algunos relatos, ecos, fragmentos, voces.

Ese artefacto maravilloso que es la memoria posibilita extraños retornos. Por ejemplo, por estos días, en que asistimos conmovidos al regreso del relato oral en los subterráneos de nuestra ciudad. Sucede que la memoria cuando regresa y revive y se articula en voces humanas, temblores, vehemencias, agitaciones, susurros, o cuando se va elevando primero tímida y luego arrojada sin más, entregada a lo que es, necesidad de oídos tan humanos como ella, entonces sí, la memoria se vuelve tejido del presente. El futuro es muy antiguo, escribe también Irene Vallejo. Es que desde las remotas antigüedades en que la escritura aún no había revolucionado nuestra experiencia y nuestras existencias, era en el soporte del cuerpo y la voz que mujeres y hombres acuñaron narrativas, cuentos, relatos, es decir, una forma historizada de conmover a otros tan iguales a uno, tan distintos a uno. Luego, mucho después, las letras inmortalizaron algunos de esos textos efímeros, otros se han perdido.

Las voces que por estos días recorren subterráneos saben que la memoria si no viaja se pierde, si no logra conmover, llegar nuevamente a oídos humanos, puede extraviarse. Memoria ambulante, relatos a viva voz, ruegos, el ánimo que nos sostiene, la esperanza que nos habita y nos dice: hay memorias que no pueden perderse. No podemos perdernos tanto.

*Lila Feldman es psicoanalista y escritora

¡Compartí este contenido!

Dejar un comentario