
Fue en la presentación de Esto nunca existió, la última novela de Mempo Giardinelli, unas semanas atrás en Buenos Aires. Ahí, como invitado, compartió la mesa con Gabriela Cabezón Camara y Claudia Piñeiro. El auditorio celebró su intervención crítica sobre la obra, por su habitual lucidez, erudición y buen humor. En esa evocación podríamos citar la frase latina de Horacio: “Ridentem dicer verumq quit vetat?” (¿Qué le prohíbe a un hombre que se ríe, decir la verdad?).
Lo saludé al final. Me volvió a preguntar lo mismo que en la última charla telefónica durante la pandemia: “¿Todavía hacen esos cochinillos asados tan exquisitos?”. Noé anduvo por Venado Tuerto hace muchos años, y fue entonces la ocasión para degustar un porky a la parrilla, según la receta que nos hizo conocer Elder Domíguez, amigo-hermano de San Eduardo.
La primera vez había llegado acompañando a Tununa Mercado, su compañera, para una charla abierta sobre el amor y la literatura. En la segunda visita, fue él quien ofreció una clase magistral bajo el título de “La conversación”. La conversación, cuyo territorio es —paradójicamente— el aire. Y esa idea de que el momento en que hablo, ya está lejos de mí. En esa “realidad” que proporcionan las palabras, aunque sea obvio que esas palabras no son las cosas que designan.
Ahora con sus 94 años, le agradece cortésmente a la piba de la editorial que se acerca a ofrecerle un taxi para volver a su casa. No hace falta, dice, me puedo volver en el mismo colectivo que vine…
Recordó que eran amigos desde hace muchos años con Mempo. Y que de jóvenes discutían bastante. Pero había algo que los unía: la curiosidad. En ese momento entendí que la curiosidad por el otro, por los otros, es en el inicio, la condición de posibilidad del respeto. Y en el final, la imposibilidad del fanatismo.
Seguís escribiendo, sí. La mano y la cabeza se han ejercitado; todo fluye más mansamente, antes era Iguazú, ahora el Delta. Si desde hace 70 años preparo el desayuno todos los días, ¿Por qué no seguiría escribiendo todos los días?
Después vino otra gente a saludar. Y después hoy, ahora en la noticia, ya pensando en la sombra que fuimos y en la luz que nos llevamos.

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