
Año 78, “contágiate mi alegría y reíte como yo que hoy es tiempo de ¿esperanza?” sonaba en un comercial; “el silencio es salud”, afiches de una enfermera pidiendo silencio empapelaban Buenos Aires; “vamos, vamos Argentina”; “los argentinos somos derechos y humanos”. Voló el depto de Lambruschini en la cuadra de Freddo en Pacheco de Melo y Callao, murió la hija de 15 años –yo tenía 12–. Mi papá fundiéndose como productor de la obra Será por eso que la quiero tanto protagonizada por Carlos Carella en la Manzana de las Luces, después de la crítica de un tal Vargas Vera que la defenestró; ni el loro iba. Debut y despedida del Coco como productor. Mis hermanos jugando a las cartas muchas noches con sus amigos en casa porque si salían, los canas pedían documentos y si no los tenías podían llevarte. Los primeros televisores color, en casa llegarían dos años después: uno para nosotros, otro para mi abuela. La Avenida Santa Fe a la altura de Larrea, un río de gente aplaudiendo, cantando, celebrando el triunfo del mundial y nosotros inmersos en la tensión de esa época festejando a boca de jarro sin saber cuántos torturaban en la Esma y los centros clandestinos. Mi papá llegando del laburo siempre trajeado, diciendo sobre la cantante italiana Ornella Vanoni, artista asidua de Argentina en esa época: “esta mina tá loca dice que en Argentina hay ¿campos de concentración?” y nosotros por ósmosis enojados también. Las series en familia: Los Aventureros, Kojack, Las calles de San Francisco, el Super agente 86, El gran Chaparral con sus Cartwright, la alegría de la Pantera Rosa. Rano y la guitarra, Rano y sus novias; Roge y Borges, Roge y Jung. Yo enamorada de los amigos de mis hermanos y a la vez añorando una Barbie imposible de comprar o conseguir en Argentina.
Recuerdos ¿sepultados? disparados ahora por el encierro, por este tiempo para la memoria, por los ruidos persecutorios de la sirena en Cañás después de las tres de la tarde. Policía prepotente aún en las formas pero una policía que se anuncia, que no llega solapada. Presente y pasado y mucha gente que aún añora ese pasado y yo pienso, después de haber soñado con Coco, qué cagada.

11 Respuestas
Raquel Lina Barrionuevo
Cuánta familia entra en un relato… Me encantó leerlo. Para mí fue novedad que te llamaras Ana, siempre fuiste Anabella… y explicame por qué no puedo dejar de recordar el 8217477…
Ani
Ese recuerdo da para un lindo cuento!!!! Podemos hacer tantas conjeturas sobre ese número clavado en tu memoria… Interesante!!!
Ana Isabel Sarbach
Raquel , ese número es el teléfono de Juncal 2254 el lugar donde vivía en la época de mí relato .Tal vez me hayan llamado con Ani ?Y el nombre fue capricho de Coco ! Beso grande
Claudia Pelizza
Anita..te quiero..
Ana Laura Pujol
Me encantó Ana! Te quiero!
Ramiro Miret Pérez
Muy bueno Ana o Anabella como más te guste, jaja me alegra que en el confinamiento utilicemos la cabeza para sacar cosas que llevamos dentro, yo estoy haciendo lo propio con mi historia. Beso grande te veré a mi regreso.
Andrea Busto
Que vida, la vida.. me gusto mucho Anita, muchos de esos son mis recuerdos. La bomba exploto a la vuelta de la panaderia de mi papa.Muchos en esa epoca viviamos una realidad paralela. Gracias por este relato.
Ani García Varela
Hermoso Ana!!! Muy lindo contado! esa época tan oscuras mezclada con la infancia la familia y hermosos recuerdos, tantos contrastes.
Me encanta que lo compartas, espero muchos mas!!!
Felicitaciones!!
Ana Isabel Sarbach
Gracias por los comentarios , la verdad fue lindo hacerlo y sentir que provocó algo en ustedes
María Bonnot
Me encantó que lo compartas Ana querida! Un relato de épocas tan oscuras, con esa chispa y frescura que quiero seguir leyendo….
Érica Brasca
Me encantó, Ana!