Qué es lo que se incendia / Nahuel Juárez

con 2 comentarios

¿Qué es lo que se incendia?


Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.


*

Sumergidas entre el camalotaje del paraná y sobre el yuyal en el borde de la isla, las vacas corren hacia el norte. Mugen y corren. Salpican, se chocan, se caen, corren. El lodal de los cerdos está vacío. El comedero, también. El gallinero y su ramaje se han consumido por las llamas. Una lluvia de cenizas oculta el muelle y, junto a él, el sendero de hierbas. Se oye el crujir de las maderas de la casa como cruje la quilla envuelta por el río bajo las suelas embarradas del pescador. Se oyen quejidos detrás del cáñamo. Relinchos y quejidos cada vez más fuertes. El pescador mira hacia la entrada del corral. Tose. La tranquera está cerrada. Tose. Se oyen golpes y bufidos. La orilla se vuelve lejana. Los quejidos aumentan a la par de los relinchos. Una parvada de aves vuela sobre el pescador y sobre la casa atravesando el humo y la zona iluminada en plena noche. El río, sucio y teñido, mece suavemente la canoa del pescador. El fuego avanza sobervio e irreverente. Las ventanas y el techo de la casa han desaparecido. También los quejidos. El pescador mira hacia la tranquera. Tose. Sigue cerrada. Tose. Las llamas crecen. Se oyen resquebrajase las paredes. El pescador mira hacia el interior de la casa que se ve claro como en el día. Tose. Mira dentro de la canoa. Tose. Mira a proa y a popa. Tose. Los remos no están. Tose. Tose. Tose. Se arrima al borde y observa el casco a babor y a estribor. Tose. El espinel, dice. Tose. Tose.

*

Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

El poema es de Juan L. Ortiz (“Fui al río” de El ángel inclinado, 1937), el texto es mío, la columna también, el fuego… ¿el fuego de quién es?

Soy Nahuel Juárez, nací en Baradero pero vivo en Rosario desde el 2009. Estudio Periodismo y participo en el Taller Alma Maritano de escritura creativa coordinado por el escritor Pablo Colacrai.
En 2016 publiqué mi primer y único libro Sería ser, editado por Escritor de la Legua. En el 2019 formé parte de la Antología Literatura en Flor, Rosario.
He llegado a instancias finales del Premio Itaú Cuento Digital, categoría General (2019-2022). También fui premiado en el IV Certamen Literario Osvaldo Bayer “Historias de Malvinas” 2022.
Algunos de mis cuentos fueron publicados en revistas digitales y en la actualidad realizo colaboraciones en la Revista MU de Lavaca

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2 Respuestas

  1. Agu
    | Responder

    Muy buenooo!! las penas son de nosotros…

  2. Nahuel
    | Responder

    El litoral, la naturaleza, nuestras raíces indígenas.El hombre queriendo borrarlo todo, pero existe la fuerza de la palabra para resurgir.
    «El odio es fuego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye». P.M.

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