La época nos interpela para pensar al sujeto inserto en una lógica del consumo que nos consume.
Hace poco tiempo el abogado ambientalista Enrique Viale llamaba la atención, “vivimos una especie de ceguera ecológica”. Padecemos como si fuera un designio de la naturaleza que nos toca vivir, olas de calor extremo, sequía, envenenamientos varios derivados de un modo de producción agro industrial, podría ser peor aún. Necesitamos dólares a cualquier costo, a pesar de lo que puso en evidencia la reciente pandemia.
Llamar ecología a nuestros bienes comunes quizás pone distancia de esa relación indisociable con nuestra tierra.
Hace poco tiempo un trabajo científico de las y los Investigadores del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Medicina de Rosario (Inssa-UNR), da cuenta que el porcentaje de muertes por cáncer en la zona productiva de Santa Fe supera ampliamente la media nacional. Parece que es más sano vivir en las ciudades que en el campo. El panorama parece bastante desalentador.
Ahora bien, el psicoanálisis es un discurso que nos permite interrogar el lugar del sujeto en esta cultura. Quienes leemos a Lacan hemos aprendido que el cuerpo está constituido y atravesado de palabras, de manera que ese resto llamado objeto a produce esa especie de descompletud, esa hiancia desde donde se organizan los modos de vínculo social.
“Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo” una frase en la que coinciden en reflexionar distintos filósofos. Parece que el mundo se va extinguiendo y el capitalismo va ocupando sin fisuras el horizonte de lo pensable, nuestros deseos, aspiraciones y esperanzas aparecen así prefigurados. Un nuevo tipo de esclavitud, ya sin grilletes visibles. La posesión de los bienes materiales en mayor o menor escala no nos libra del plus de goce que se hace presente en distintos modos.
Lacan no escapó de su análisis al discurso capitalista, donde puso en evidencia la forclusión de la castración que opera en este sistema que te llena de objetos consumibles como suturas de cualquier hiancia posible. La exigencia del capitalismo es la producción al infinito, la producción de un exceso, se trata de mas y mas, Lacan dice que eso tiende a reventar. Entonces no es que hablamos de una abstracción que solo leemos en los libros o en las pancartas, sino que lo palpamos en nuestra vida cotidiana con la multiplicadad de modos de sufrimiento que conlleva.
El ex vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera sostenía que los gobiernos progresistas de la región habían sido eficaces en la tarea de incluir en el consumo popular a millones de personas pero que no habían sabido evitar que esos mismos segmentos de la población se subjetivaran de un modo neoliberal, asumiendo sus hábitos y aspiraciones. León Rozitchner se preguntaba en La Izquierda sin Sujeto “¿cómo remontar la corriente de la disolución, esta degradación de lo humano que parece estar inscripta en la necesidad de su desarrollo?”.
Amelie Nothomb decía que “Lo que la mente no capta, lo capta el cuerpo”. Un cuerpo que bajo la lógica del capitalismo tiende a desaparecer, la pulsión de muerte nos acecha y se presenta de manera cada vez menos velada bajo el embrujo de la lógica del consumo, la producción de modos de vida que se desentienden de las consecuencias de sus acciones. Lacan nos señalaba que la bolsa o la vida es una falsa disyuntiva porque siempre nos deja con una vida un poco diezmada.
Entonces recordé la certera intervención de José Slimobich en las “Jornadas de Cuerpo y Pandemia”[i], cuando señalaba “no es posible para el psicoanálisis salvar al planeta. No es posible salvar al sujeto de la pulsión de muerte pero está en lo imposible la posibilidad; quiere decir que la ecología sola no puede pensarse, ha de pensarse junto con el anti capitalismo y con el feminismo, eso es lo que le falta”.
Hace poco tiempo una paciente relataba un dialogo con una compañera, “parece que está todo perdido, nos ganaron, ya no hay nada que hacer” donde su interlocutora le respondía que “de ninguna manera porque ellas eran la memoria”. El inconsciente surge como esa otra escena, Lacan precisaba esa memoria del olvido, donde el inconsciente no es la referencia a la pérdida de la memoria, sino no poder recordar lo que se sabe. Memoria en la que el sujeto no se reconoce. Saber que no representa al sujeto y que se le impone en las repeticiones y los síntomas. Memoria de la satisfacción pulsional que se repite y retorna vía el síntoma.
Este sistema oculta la crisis bajo el nombre del progreso. Aquí en Argentina cada 24 de marzo recordamos el último genocidio que hace 47 años desataron las políticas de exterminio para imponer el neoliberalismo y que mantiene en nuestra memoria a 30000 detenidos y detenidas desaparecidas. El negacionismo se empeña en borrar las cifras de la muerte porque fueron parte activa que nunca fue juzgada. La repetición del negacionismo que pesa sobre el genocidio que produjo la conquista y colonización de nuestra región. Un negacionismo que también se actualiza con esta llamada ceguera que mencionaba el ambientalista.
La vida no es útil afirma Ailton Krenak, chaman y filosofo de la comunidad que vive a orillas del Rio Doce, al sur de Brasil. Los ciclos de la tierra también son los ciclos de nuestros cuerpos. El capitalismo nos quiere vender incluso la idea de que podemos reproducir la vida de manera infinita, que se puede reproducir la naturaleza, que terminamos con todo y luego hacemos otra. En fin, solo pienso que mundo le dejaremos a nuestras hijas e hijos. Se trata entonces de unir nuestra práctica a la subjetividad de la época para interrogarla porque sino quizás corremos el riesgo de convertirla en un bonita teoría filosófica.
*El texto es un extracto de un trabajo presentado en Lecturas del No Todo, el 1 de abril 2023 en el Centro Cultural Macedonia de CABA, y se puede encontrar en http://letrahora.com/lecturas-del-no-do/
[i] Dossier-Revista Jornadas Cuerpo y Pandemias http://letrahora.com/dosier-revista-jornadas-cuerpo-y-pandemias-2022/
Vivian Palmbaum es psicoanalista miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis, integrante del colectivo Propuesta Tatu y del Movimiento por la Salud de los Pueblos.
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