esto queda entre nosotros / hugo vázquez

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Cuando lo olvide todo, tal vez alcance con un rincón, una fogata.

Se están yendo.

Se van.

Hubo una época en que me acompañaron. Por la pampa seca de mi lengua. Siempre la pampa. Ellas y ella y el destierro. Como herencia el destierro, como hiel, como nube. Nunca nos tuteamos, fue ímpetu y desencuentro. Fue cuchillo, fue sigilo en la oscura…También un tiempo de espanto fue. No siempre. Furioso como un tigre fue. Creo. Ahora.

Tiempo de secretos y desgracias fue. Dormimos juntos. Y la arena. Violenta arena. Lejana arena. Las ideas encajaban, los verbos no.

O sí, ¿cómo saberlo si no puedo nombrarlos? El mundo devoraba. Era un tigre. Pero hoy no. Hoy son dientes. No, no son dientes. Tal vez saliva. Tal vez grito. Grito también.

Quiero decir algo parecido a remoto.

No inmemorial.

Tampoco remoto.

Tampoco dientes.

No importa. Cierto es que me abandonan. Huyen de mí. Huyen. Desbarrancan hacia el abismo. Caen… hacia la.

Mudos mis olvidos. Todos mis olvidos. Y ustedes, mis amigos, me preguntan. Insisten. Me avergüenzan. Que las invite a la sobremesa. Que valen la pena. Que las deje ser repiten. Que luzcan en cueros. O vestidas para. Que valen dicen. Que sin ellas no hay. Tigres no hay. Eso que ahora se resiste a que lo nombre. Eso que antes decía y fluía. Como la seguridad fluía.

Que falta digo. Que no hay. Eso que se cierra. Eso que se quedó más allá de allá, que fue delicia y dolor. Porque también fue hermoso.

Fue también un recuerdo que se aleja y que puedo tocar con la punta de los dedos.

Y se va igual. Se va. Y ahoga. Eso que fue. ¿Cavernas debería decir? ¿Huecos debería decir? ¿Espejos rotos debería decir? ¿Me entienden ustedes?

Se están yendo. Atrapar la memoria es tan difícil como atrapar el tiempo. Se internan en una espesura de. No puedo seguirlas. No todas. Es verdad. Unas se quedan, las rústicas y amables y simplonas. Las preparadas para. Ellas se quedan. No por lástima.

¿Por terror quizás?

Las otras no. Las que ustedes procuran no. Las de después del vino no. Las de la lluvia no. Las íntimas. Las… y el misterio no.

No quiero decir amor. Café escribo y quiero decir. Café sí. Y selvas y montañas y pueblos inventados. Y ruinas y laberintos y bibliotecas. Y revoluciones también. Y mierda también quiero decir.

Historia digo.

Veredas, ironía, mundo, despedida, primavera, cerezos, tetas, dados, escarcha, tajo, locura, labios, patria digo.

Tristeza.

Corazón.

Abrazo digo.

Ahora que todavía puedo. En este instante puedo.

Ahora las nombro. Porque se irán. Como las de ayer. Como los adjetivos. Como los versos muertos de frío. Antes de esta nada que sobreviene. De este silencio atroz. De este desierto que también huye.

Por eso las nombro.

Antes de que me olviden como yo.

A esas palabras.

Hugo Vázquez

Hugo Vázquez nació en VT en 1967. Tiene cuatro hijos, es empleado, desde los 13 años militó en distintos espacios políticos de izquierda de la mano del entrañable Segundo Ottolini, alumno ocasional de la Facultad Libre, fundador de la Casa de la Amistad Venadense-Cubana, co director de las Revistas Lote y El Entuerto. Colaboró en distintas publicaciones como Revista 23 y Rosario 12, primer premio en concurso de redactores de Diario El Informe, primer premio en concurso de cuentos organizado por AMVT en homenaje a Marcos Ciani, finalista en el concurso literario de la primera Feria del Libro Venado Tuerto (publicado en la antología En un rincón del mundo). Escritor aficionado.

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