HIPERCONECTADOS – CONECTIVIDAD SIN CUERPOS

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Me he encontrado en estos tiempos de cuarentena con una consulta muy específica que es la de adolescentes que manifiestan una dificultad importante en poner en juego el cuerpo en el encuentro con otros (amigos o padres); para que se imaginen, una expresión que recorté es “no puedo abrazar a mis seres queridos”. En primer lugar, se podría avanzar para abordar esta cuestión, por el lado de la dificultad que se presenta en esa etapa de la vida para subjetivar la nueva imagen corporal que el espejo devuelve. Y es así, hay un desacomodamiento de la imagen corporal de la niñez y un nuevo investimento en la adolescencia, que muchas veces se presentan con síntomas transitorios de extrañamiento frente a la propia imagen del espejo, desafectación, trastornos en la conducta alimentaria pasajeros o manifestaciones de alta frustración frente a los modelos imperantes de belleza. 

Aunque, ya no nos podemos quedar sólo con estos postulados, pues la explosión de la tecnología de comunicación digital, “ha revolucionado la forma de vincularse entre las personas y ha impactado inconmensurablemente en las configuraciones de la subjetividad moderna” (Damasia Amadeo de Fedra, 2019). ¿Cuáles son los efectos de estas nuevas configuraciones —no sólo en los jóvenes– también en los adultos?  Podemos enumerar algunos para extraer algún análisis de los mismos: la desvinculación con el otro, la instantaneidad de la información, el predominio de las imágenes y el cambio de valoración de la violencia.

La desvinculación del otro se transforma en una desvinculación al Otro (lugar simbólico por excelencia). Zygmun Baumnan lo supo pescar muy bien al introducir un nuevo significante —la modernidad liquida— que engloba este conjunto de características de la época actual. La modernidad líquida implica el vaciamiento de los vínculos con el pasado, con las leyes tradicionales de parentesco, y las instituciones en general, configurando los lazos con un carácter perecedero, volátil y frágil. El Otro simbólico de las tradiciones se presenta devaluado por lo cual trastoca el vinculo más profundo del sujeto con su deseo, pues el deseo de cada uno es, condición estructural, pasaje por el lugar simbólico del Otro. Así, el deseo se trasfigura en “ganas” y las ganas empujan al consumo. Circuito circular: consumo-mercancía- satisfacción, sin deseo.

La inmediatez de la información, y del acceso a la misma, no considero que sea en sí mismo algo nocivo, en esta cuarentena pudimos comprender los alcances fabulosos que ha generado para mantenernos conectados, pero es también cierto que cuando se transforma en una cosmología (sistema de representaciones que funcionan como anclaje de referencias) puede funcionar como un “gestionar” de la vida cotidiana en detrimento del “significar”. Se intentan inducir los comportamientos, no sólo en los jóvenes; son los efectos de lo que Foucault llamó biopolítica. La biopolítica desestima la dimensión del cuerpo hablante porque necesita un cuerpo controlable y dúctil. Siguiendo la tesis de Byung-Chul Han la psicopolítica digital, sustentada en Big Data reemplaza ya a la biopolítica de Foucault, ya que el control social se desarrolla desde adentro del individuo y no desde afuera como en la biopolítica. 

El predominio de las imágenes es algo que anticipó J.A. Miller, psicoanalista francés, en una conferencia titulada “Una fantasía”, allí plantea que los modos de comunicación visual reinan en estos tiempos, sobre los modos de comunicación simbólicos. Esto, por ejemplo, afecta a la memoria, pronosticando una memoria de tipo digital que registra todo, pero que pierde su carácter de selectividad, y sabemos que el olvido, no es algo malo, tiene una función en el psiquismo de filtro y protección. Observamos también que la virtualidad configura una nueva masa digital –enjambre digital (Byung Chul Han, 2015)— sin liderazgos y lazos afectivos efímeros y lábiles, y con predomino de la afectividad impulsiva (decir cualquier cosa) sobre la promoción de las ideas.

Respecto de la violencia tenemos que distinguir siguiendo la tesis del filósofo mencionado la violencia negativa, la que dirige lo malo hacia el semejante, las manifestaciones de racismo son un ejemplo lamentable, de la violencia positiva, “que adquiere la posibilidad de ser ejercida sin enemigos, ni dominación. La novedad de esta forma de violencia es su interiorización, el volverla más psíquica, invisibilizarla y dirigirla a un mismo.” (Damasia Amadeo de Freda, 2019). (Byung Chul Han, 2016). En consecuencia, lo central para el sujeto contemporáneo es la libertad, el placer y el entretenimiento y todo lo que signifique un proyecto para si (-empresario de sí mismo- Foucault) por eso el sistema capitalista es tan eficaz, logra la auto explotación que conlleva a la violencia dirigida hacia uno mismo, una de las mayores manifestaciones en la clínica actual es la depresión.

¿Qué agrega la cuarentena a este cuadro de situación?

Franco Bifo Berardi plantea que el mundo sufrirá un efecto de desaceleración sin precedentes que llama “psicodeflacion”. La covid 19 es también un “virus semiótico” consecuencia de la mutación de la lógica de los encuentros corporales a la lógica de la conectividad. Tomando como referencia a Félix Guattari establece la noción de “semiocapitalismo” para definir el sistema basado en la proliferación de los signos por la informatización de los procesos de producción.

Me resultó interesante este modo de pensar la contemporaneidad porque abre a la pregunta psicoanalítica si la palabra tiene el mismo alcance, de múltiples interpretaciones, ¿sin los encuentros de los cuerpos? ¿Como percibiremos el cuerpo del otro después de la pantalla plana, especialmente pensando en los pequeños y adolescentes? ¿Se “aplanan” los cuerpos, se des-erotizan las relaciones sociales? ¿Qué tipo de relaciones se producirán en las nuevas generaciones?

En Crónicas XXI-1. La pandemia. El tabú del contacto, Gustavo Stiglitz evoca la película española La trinchera infinita como metáfora del auto confinamiento y sus consecuencias, el protagonista muestra cómo el encierro se vuelve un refugio contra lo intolerable del afuera.

 Estas consideraciones sobre la subjetividad contemporánea que tan bien han sabido analizar los autores citados, nos ofrecen un escenario que requiere una reacción de cada uno de nosotros, en cada lugar que estamos, para mantener la tensión suficiente que implique no aplastar la singularidad, que se vehiculiza en la palabra propia y en los cuerpos; y sostener vigentes los lazos de solidaridad, la presencia de las instituciones y de los Estados en cuarentena y fuera de ella. 


Referencias bibliográficas:

Laurent E. El reverso de la biopolítica. Ediciones Grama.  Buenos Aires. 2016.
Amadeo de Freda Damasia. Bullying, ni-ni y cutting en los adolescentes. Trayectos del padre a la nominación. Edita USAM. Buenos Aires. 2019.
Han B.H. Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas del poder Barcelona. Herder.2014.
Topología de la violencia. Barcelona. Herder. 2015.
Franco Bifo Berardi. Revista Ñ. 15/05/2020. Crónicas de la psicodeflación.
Beatriz Nannini. Trabajo final para clínica de los síntomas contemporáneos. La época del cuerpo digitalis. Maestría Clínica Psicoanalítica USAM. Venado Tuerto, 2020.

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