
Cuando tenía ya treinta años, mi madre me dijo: “Esta es una
edad correcta para casarte”. Yo le respondí: “Madre, yo soy
mi propia mujer”. Entonces me dijo: “Bueno, eso puedo entenderlo.
Y si quieres vivir así, eso también es correcto.”
Charlotte von Mahlsdorf (1)
I
La planta de marihuana goza de muchas cualidades que la hacen única. La singularidad de esta especie herbácea trasciende los cannabinoides psicoactivos y los terpenos aromáticos que segrega. El fin de la planta es reproducirse. Y su modo de hacerlo en estado natural es sexual. Forma parte de un selecto grupo de angiospermas (plantas florales), cuyos ejemplares se dividen en macho y hembra. Entre sus miembros contamos también a la espinaca. El macho adulto suele tener más porte que las hembras. Su tallo es grueso. Las hembras cannábicas, en cambio, pueden tener un aspecto muy distinto entre sí. Las hay con canopias densas, de tamaño muy pequeño e incluso muy altas. Pero el primer indicio claro sobre el sexo que asumirá la planta es la preflor. Situadas justo detrás de las estípulas, las preflores del cannabis macho cuelgan de forma redondeada, mientras que las de las hembras adoptan una forma alargada dotada de pequeños pelillos. Llegado el momento, el macho produce una enorme cantidad de células sexuales, que le permitirán inseminar el mayor número de hembras que le sea posible. Así, los estambres que desarrolla liberarán por fin todo el legado que contienen.
II
En 1877, Freud presentó sus Observaciones sobre la configuración y estructura fina de los órganos lobulados de anguilas descritos como testículos . En otras palabras, el 2 cometido de Freud era ver cuál era exactamente la diferencia entre la anguila macho y la anguila hembra. Le dedicó un año a la disección de estos fisóstomos. Su estadía en la estación de biología marina en Trieste fue sustentada por un destacado profesor, discípulo de Charles Darwin. El interés sobre la diferencia sexual en la anguila se remonta a Aristóteles, quien en Historia de los Animales aseguraba que ésta provenía de las entrañas de la tierra.
Freud se había propuesto encontrar los testículos de la anguila que nadie nunca había visto. Pocos años antes, el polaco Simon Syrkis los había establecido a partir de un órgano par y acanalado en la cavidad abdominal de este pez alargado. A pesar de haber diseccionado casi medio millar de anguilas, Freud fracasó en su aventura. No pudo demostrar que los órganos identificados por Syrkis fueran testículos. Pero el fracaso de Freud fue también su éxito. Como se sabe, hay quienes fracasan al triunfar, pero también quienes triunfan al fracasar. Su desilusión en el mundo de las anguilas lo llevó al mundo de los humanos, donde se encontró con el enigma del origen y la diferencia sexual.
III
Distinguir el sexo de una planta de cannabis requiere de una gran habilidad y algo de experiencia. La clave está en los detalles. Hay quienes afirman que es un asunto sólo para entendidos. Si al comienzo puede ser complicado, un cultivador avezado dejará en algún momento de preguntarse si su planta tiene o no tiene aquello que la define como macho o como hembra. Es esperable que un novel cultivador consulte a otros más experimentados que ya han dejado esa duda atrás.
En el cultivo de esta planta originaria de los desfiladeros del Himalaya, las hembras son lo más codiciado, pues son ellas las que brindarán las flores tan buscadas por los consumidores. Antes de que un macho alcance su madurez sexual, y se pueda distinguir como tal, no hay peligro de que conviva con las hembras, pero ni bien se determine que se trata de un macho de verdad, debe ser sacrificado. Ningún cultivador consciente aceptaría que polinice a sus hembras, ya que la inseminación arruinaría la producción. No obstante, si se quisiera conservar un macho en particular para conseguir semillas con alguna genética especial, al llegar su hora, sus sépalos se abrirían para descargar su preciado polen. Una vez cumplida su función, el macho acabaría su ciclo vital. Para conservar la genética buscada, una práctica habitual consiste en preservar una generosa cantidad de polen recogida a mano y congelarla con el fin de realizar futuras inseminaciones artificiales a hembras seleccionadas.
En lo que a las hembras respecta, su ciclo vital es bien distinto. Su órgano sexual está dispuesto de modo que facilita la llegada del polen del macho. Si para desgracia de un cultivador la hembra llega a ser fecundada, los compuestos pegajosos segregados por sus tricomas dejan de producirse. Así, las hembras podrían por fin destinar sus recursos a la producción de semillas. Pero si la cosa va bien para el cultivador, y esto último no sucede, las flores de la hembra se irán hinchando, transformándose en densos cogollos recubiertos de una resina rica en cannabinoides y terpenos, buscados tanto por sus efectos psicoactivos como medicinales (TCH y CBD).
Es habitual, sobre todo en cultivadores inexpertos, que algún macho se cuele en la producción y acabe con el sueño de la flor perfecta. En otros casos, puede ocurrir una polinización accidental, aún si se hubieran tomado todos los recaudos posibles. Un pequeño insecto que haya llegado a la hembra con polen de un macho, por ejemplo, producirá efectos indeseados. Pues una vez polinizada, la hembra, en lugar de seguir intentando atraer al macho para capturar su polen, se dedicará a su descendencia. Cuando un cultivador es sorprendido por una cosecha de cannabis repleta de cogollos semillados, suele vivirlo como una gran decepción. Las flores no fecundadas son, sin lugar a dudas, las más deseadas.
IV
Volviendo a las anguilas, hoy se sabe que sus órganos sexuales se desarrollan y se llenan de huevos y esperma recién cuando los ejemplares adultos dejan los ríos y se abren camino hacia las profundidades de la inmensidad oceánica. El largo trayecto que realizan va de Europa al Mar de los Sargazos, único mar, en el Atlántico norte, que no baña las costas de ningún país. Por tanto, era imposible que Freud encontrara los testículos allí donde los buscaba. Las anguilas se reproducen a través de la panmixia, una suerte de encuentro orgiástico dentro del cuerpo marino, en el que todas las hembras sueltan los huevos y los machos los fecundan azarosamente, liberando todo su esperma en la misma zona. Sin embargo, aún no se conocen todos los detalles de la reproducción de la anguila europea. Lo inefable de la sexualidad de este animal indica que tanto Aristóteles como Freud estaban bien orientados.
En cuanto a la sexuación en el cannabis, sucede algo peculiar. Su ciclo vital habitual se inicia en la primavera y culmina en otoño. En el último tramo del verano, cuando los días comienzan a acortarse, se activa su reloj biológico y las flores comienzan a brotar. A partir de ese momento, se inicia un proceso cuyo horizonte será la reproducción. Pero ante la eliminación deliberada de los machos en el cultivo, la hembra en flor producirá infructuosamente más y más resina en su afán de ser fecundada. Si al llegar el otoño no lograra su cometido, habrá sido un éxito para el cultivador. Un claro ejemplo donde el fracaso de unos, es el triunfo de otros. Pero atención: fuera del estado salvaje, hay un punto clave a tener en cuenta. Si a la falta de machos cercanos se le suman condiciones ambientales adversas (extremo calor, aparición de hongos, uso excesivo de fertilizantes y demás fenómenos englobados en lo que se conoce como “estrés”) la hembra aún no fecundada guarda un as bajo la manga: es capaz de producir ella misma algunas flores macho para auto polinizarse e incluso ser de utilidad para otras hembras cercanas. Por lo tanto, en situaciones extremas el macho puede ser prescindible. Aún así, existe algo irrefrenable, y es el empuje que lleva, a machos y hembras, a intentar multiplicarse, sea como sea.
La tardía diferenciación anatómica de la anguila freudiana y la masculinización forzosa de las hembras cannábicas muestran ser vía regia para comprender que el enigma de la diferencia sexual reside en lo que falla ante nuestros ojos. Es cuestión de seguir su rastro.
(1) Extracto del film Ich bin meine eigene Frau (película de Rosa von Praunheim estrenada en Berlín en 1992 y basada en el libro homónimo de Charlotte von Mahlsdorf). Doug Wright realizó una versión teatral sobre la vida de Charlotte titulada I am my own wife. Su adaptación en Argentina ha sido protagonizada por Julio Chávez.
(2) Investigación presentada en la sesión del 15 de marzo de 1877 de la Academia Imperial de las Ciencias bajo el título Beobachtungen über Gestaltung und feineren Bau der als Hoden beschriebenen Lappenorgane des Aals.


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Una respuesta
Claudia Giachello
Interesantísimo. Qué bueno aprender y disfrutar de un texto a la vez!!