messi, el pueblo y los rodeos de la naturaleza / ezequiel kostenwein

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Las discusiones que tienen sentido son, probablemente, las que no tiene ningún sentido ganarlas o perderlas: esas que se dan por afecto, incluso por capricho.

Un ejemplo sobre este tipo de discusiones es el que se origina al hablar de la calidad futbolística de Messi, incluso llevando este planteo al extremo, el de si Messi es el mejor jugador de todos los tiempos.

Para muchas personas, entre ellas quien escribe, no hay tal discusión: Messi es, en efecto, el mejor jugador de todos los tiempos.

Messi es, además, una certeza futbolística de que existe la alegría. Una certeza futbolística, pero también una certeza de zozobra corporal. Para muchas personas, generalmente para sus rivales, Messi se siente como una amenaza para el propio cuerpo. Rio Ferdinand, ex defensor del Manchester United, comentó en relación a una final de la Champions League: “Es que ni siquiera nos podíamos acercar… nos quedábamos siempre a mitad de camino… yo pensaba ´este hombre es un mago´. Es el mejor jugador al que he enfrentado”. Acaso lo de Messi sea, además de una certeza futbolística y corporal, una especie de fenómeno atmosférico. 

En el año 2011, el director técnico vasco Miguel Ángel Lotina dijo: “Comparar a Messi con Cristiano Ronaldo es un ejercicio de ignorancia futbolística total. Messi es Messi y los demás, futbolistas”. Messi es una certeza, y los demás son futbolistas.

No es poco ser futbolista profesional, pero ser una certeza futbolística es algo distinto. Jorge Valdano señaló lo mismo, de otra manera: «El mejor es Messi, y el segundo, Messi lesionado».

En Argentina podemos hablar de Maradona sin hablar de Messi, pero no podemos hablar de Messi sin hablar de Maradona. En Argentina, al menos, ésta es una certeza difícil de rebatir.

Hablamos de Maradona y Messi quienes, además del talento, comparten un mismo pueblo.

Pero, ¿qué es un pueblo? Para el filósofo Friedrich Nietzsche, un pueblo es el rodeo que da la naturaleza para llegar a seis, o a lo sumo, a siete grandes personas. En términos deportivos —más estrictamente futbolísticos— esos rodeos de la naturaleza desembocaron en Maradona y en Messi. Ni seis, ni siete: con estos dos parece haber sido suficiente.

El periodista Santiago Segurola también habló de estos dos, sugiriendo: “De los que vi, siempre me pareció que el mejor había sido Maradona, que se tomaba sus respiros. Messi, no. Messi es Maradona todos los días”. Tal vez Maradona sea el más grande, quizá Messi sea el mejor. Es una discusión apasionante que no tiene ningún sentido ganarla o perderla.  

Llegado este punto, sobre lo que no hay discusión es que Messi es una certeza, una certeza futbolística fuera de toda duda. Messi es la certeza viviente de que, sin él, el fútbol sería un error.  


Ezequiel Kostenwein, investigador del Conicet

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