fueron, son y serán treinta mil / nahuel juárez

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Ayer, diecinueve de noviembre, la ciudadanía argentina vio, y al menos quien escribe estas líneas sufrió al hacerlo, a la democracia autoflagelarse. Enmarcada en sus normas y procesos, luego de una larga, tediosa y angustiante espera, triunfó el negacionismo. Y como suele pasar, el triunfo trae aparejado los festejos. Anoche, algunos y algunas festejaron, celebraron, limpiaron y pusieron en orden su chiquero antes de irse a dormir. Te invito a leer de nuevo la última frase. ¿Sentiste eso? ¿Escalofríos? Es la memoria.

Recordé este párrafo de Federico García Lorca: Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas, / comprendí que me habían asesinado. / Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias. / Abrieron los toneles y los armarios. / Destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. / Ya no me encontraron. / ¿No me encontraron? / No. No me encontraron. / Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba, / y que el mar recordó ¡de pronto! / Los nombres de todos sus ahogados.

En este fragmento del poema Fábula y rueda de los tres amigosLorca anticipó su propia muerte. El poeta granadino fue fusilado y desaparecido en la madrugada del 18 de agosto de 1936 por militares golpistas. Jamás se recuperó su cuerpo. Dicen que descansa en una fosa común, anónima. Si es que a eso se le puede llamar descanso.

Pienso en ese fragmento escrito por Lorca, y en el propio Lorca. En la escandalosa, escasa, provocativa e irritante cifra, que el nuevo presidente electo de nuestra república postuló, con descaro y en nombre de la verdad, en el primer debate presidencial. No hace falta reproducirla. Es una cifra que atenta contra la memoria de las y los treinta mil que ya no están, al menos en este plano terrenal, por culpa de la más atroz y feroz dictadura cívico-militar que golpeó a este país.

Recordé a Martín Kohan poniendo en su lugar al negacionismo de Darío Lopérfido (2017). Seis años atrás esas declaraciones costaban caro. Kohan, mediante una sugerencia “modesta y respetuosa”, le dijo a Lopérfido que no era el momento de decir disparates y que, la cifra de los treinta mil, es una cifra verdaderamente abierta. Que “no tenemos muertos, tenemos desaparecidos. Porque la represión fue clandestina. Porque no hubo cuerpos. Porque se siguen buscando los cuerpos. Porque se siguen buscando los niños apropiados. Por eso, la cifra está abierta”.

Me detengo en esos cuerpos desaparecidos y vuelvo a Lorca, no solo a él, al poeta y su fragmento, sino al sujeto y a su historia. Al escritor fusilado y desaparecido, y, a través de ello y del planteo de Kohan, a los nuestros, a algunos de los tantos y las tantas que corrieron el mismo camino. Como Rodolfo Walsh, baleado y secuestrado en el centro porteño por un grupo de tareas de la ex ESMA, el 25 de marzo de 1977, un año y un día después del inicio del golpe cívico-militar. En el párrafo final de su Carta abierta (de un escritor) a la junta militar, Walsh escribe: “sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido…”. Sabemos, las y los incluyo, el desenlace que tuvieron esas palabras vueltas actos, convertidas en acción.

Quiero subrayar la certeza premonitoria de la que habla Walsh. La misma que –pareciera–, también vimos en Lorca. Como si aflorara en tiempos adversos (o perversos). O como si fuese el bastión que pugna y se enfrenta a la violencia cínica y desmesurada de ciertos negacionistas. Con el puño y con la letra, cantan Los Gardelitos.

Kohan, frente a Lopérfido y al resto de las y los televidentes, habló del sentido más fuerte que tiene la noción de una cifra abierta. Es una interpelación al Estado, dijo. Es una exigencia de respuesta, dijo. Exigencia indeclinable, remató. En este caso, quien negó, inmutable, la cifra de las y los treinta mil desaparecidos, asumirá el mando de nuestro país el próximo diez de diciembre.

En la carta a su hijo Marcelo, Haroldo Conti escribió: “De nuevo me marcho. Nací para un camino solitario. No es un castigo, es simplemente mi destino. Desde él es como amo a la gente. Es mi forma de ser y de amar. Nací para la libertad que hasta ahora es el dolor del mundo…”. De nuevo la premonición. De nuevo la certeza. Y es que, Conti, fue secuestrado en la madrugada del 5 de mayo de 1976 por un grupo del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Argentino y, desde entonces, continúa desaparecido.

Como no podía ser de otra manera, Conti escribió (siguió escribiendo), como recurso, como medio, como manera de vida, una autodefinición: «Yo soy escritor nada más que cuando escribo. El resto del tiempo me pierdo entre la gente. Pero el mundo está tan lleno de vida, de cosas y sucesos, que tarde o temprano vuelvo con un libro. Entre la literatura y la vida, elijo la vida. Con la vida rescato la literatura; pero aunque no fuera así, la elegiría de todas maneras». ¿Acaso existe una manera, y si la hay me declaro ignorante de ella, de separar la literatura de la vida?

Sostengo la creencia de que los cuerpos de Lorca, de Walsh, de Conti, en representación de tantos otros y otras, aparecieron entre este texto. Y de que, quienes leyeron estas líneas, confíen que ese mar inmenso y vasto que es la memoria propia y colectiva, recordará, pese al dolor (que se convertirá en lucha y movimiento), cada nombre de las y los treinta mil.

Entre 1921 y 1924 (Canciones), Lorca escribió la siguiente maravilla: Cortaron tres árboles.

Eran tres.
(Vino el día con sus hachas).
Eran dos.
(Alas rastreras de plata).
Era uno.
Era ninguno.
(Se quedó desnuda el agua).

Con la esperanza de ser escuchado y con la certeza de mi convicción, me despido ratificando, por ellos y por ellas, Nunca Más.

Nahuel Juárez.

Soy Nahuel Juárez, nací en Baradero pero vivo en Rosario desde el 2009. Estudio la Lic. en Comunicación Social de la UNR y participo en el Taller Alma Maritano de escritura creativa coordinado por el escritor Pablo Colacrai.
En 2016 publiqué mi primer y único libro Sería ser, editado por Escritor de la Legua. En el 2019 formé parte de la Antología Literatura en Flor, Rosario.
He llegado a instancias finales del Premio Itaú Cuento Digital, categoría General (2019-2022). También fui premiado en el IV Certamen Literario Osvaldo Bayer “Historias de Malvinas” 2022.
Algunos de mis cuentos fueron publicados en revistas digitales y en la actualidad realizo colaboraciones en la Revista MU de Lavaca.

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