
«Pero hay un rayo de sol en la lucha /
que siempre deja la sombra vencida»
Miguel Hernández
Diciembre en el relato colectivo es un mes de rupturas y comienzos. Diciembre significa el final del año calendario, una fecha arbitraria pero que pone un punto en lo encadenado de nuestra vida cotidiana, con esa ilusión caprichosa de detenimiento, final que precede al inicio. El renacimiento para la religión, anunciación, solsticio, se articulan en el mes donde el sol brilla intensamente, en estas latitudes.
Diciembre en nuestra historia contemporánea, aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, y en nuestro país asunción del primer gobierno de este período democrático iniciado al finalizar la dictadura, pero también es la historia de nuestras luchas y de algunos fracasos. En este diciembre se cumple un año de la asunción de un gobierno de ultraderecha, que toma como emblema la crueldad.
19 y 20 de diciembre constituyen un hito: la rebelión que logró echar a un presidente de la nación. Apenas han pasado algo más de 20 años de aquel 2001 que sobre el final del inicio de un nuevo siglo mostró al pueblo sublevado. Resultado de la continuidad de las políticas neoliberales que inició la dictadura militar a sangre y fuego y que a pesar de los enunciados de enaltecimiento de la democracia, perpetuaron un patrón de consumo que se intensifica. Una democracia neoliberal donde comer, trabajar, tener salud y educación se ha vuelto cada vez más difícil. Democracia basada en la desigualdad a ultranza.
En conmemoración de estas fechas tan simbólicas se proyectó en Fm La Tribu, junto a Revista Crisis, la película Maelström 2001, estrenada en 2022 en el Festival de Cine de Mar del Plata. Sorprende este film producido por el CONICET Documental, donde el físico nuclear Rodolfo “Willy” Pregliasco , del CONICET y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) logró el esclarecimiento de los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Inspirado en el cuento de Edgar Allan Poe “Un descenso al Maelström”, creó el panóptico, un programa que ordena espacial y temporalmente el caos de imágenes producidas en esa jornada. Esta herramienta permitió, a lo largo del juicio, ubicar a las víctimas y testigos y relacionarlas con las órdenes policiales transmitidas por radio, lo que permitió reconstruir lo acontecido.
El director del documental, Juan Pollio, se preguntaba por qué esta memoria y sus imágenes no han sido resguardadas, a diferencia del Juicio a las Juntas, reconocido como un corte en la historia. Sabemos que hay hechos que se buscan preservar en la memoria colectiva y otros que son silenciados, sobre todo si se trata de las luchas colectivas. Electo por sus promesas de destrucción, el candidato Mi-ley llegó a dirigir los destinos del país. Quizás esa tan pregonada destrucción ya estaba entre nosotras y nosotros y no lo veíamos. Mirar no es lo mismo que ver. Vemos muchas cosas pero recortamos algunas por sobre otras. Hipnotizadxs en un espejismo donde no miramos más que un reflejo. Un espejo que parece que se rompió y dejó clavadas sus astillas en nuestra piel.
Esta memoria silenciada, destacada por el director, nos trae a Freud cuando comenzó a trabajar con un método basado en la hipnosis para hacer conscientes esos recuerdos traumáticos que traerían la cura, hasta que se topó con el inconsciente y halló que había un núcleo perdido, primeras marcas del lenguaje en el cuerpo que estaban más allá de la conciencia, no iban a poder ser recordadas y alrededor de las cuales se organiza una vida.
Sin embargo, recordar como un hecho repetitivo hasta el hartazgo, solo produce como le hace decir Borges a Funes, el memorioso, “la conciencia de que era inútil”. Viene a mi encuentro un bello texto de Jean Luc Nancy, La representación prohibida, donde nos muestra que esa representación, de tan repetida, es una sutura que cierra y no deja hiancia para su elaboración, así esa verdad histórica se constituye en un hecho conmemorativo y congelado sin resto para elaborar una verdad. El psicoanálisis de la mano de J. Lacan nos trajo la temática del goce, ese más allá que se organiza a partir de este origen perdido que introduce la lengua, y organiza la lógica subjetiva. Dicha lógica se muestra como repetición, que cuando se hace memoria se detiene. Así nos muestra que la memoria es el presente, una inscripción como apertura.
Diciembre 2001, ¿condenadxs a la omisión o a la repetición indefinida de una consigna? Dice Eduardo Galeano en Memorias del Fuego, que la historia “desde temprano ha sido condenada a la amnesia por quienes le han impedido ser la historia oficial latinoamericana” y propone la escritura para “ayudar a devolver a la historia el aliento, la libertad y la palabra”. La verdad que surge de ese hito histórico parece aún no haberse escrito, y por tanto parecemos condenadxs siempre a volver a empezar.
Vivian Palmbaum es Psicoanalista, miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis y del proyecto Propuesta Tatu

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