Cuentan que en algún lugar de España, el cuarto domingo de enero, de cualquier año del siglo pasado, una multitud se congregó bajo un campanario. Esperaban el salto de una cabra mientras extendían una lona para evitar el impacto irreversible de su cuerpo contra el suelo. La cabra, el salto, la lona, la espera, los cuerpos; entretejido necesario para sostener la vida.
Al modo del patchwork, que une fragmentos de telas de diversas texturas y colores para crear un diseño más amplio, nos reunimos por el coraje de la experiencia clínica, armando este artículo atravesado por la preguntas acerca de lo que anima la praxis de un análisis recuperando las huellas de un lado y del otro del diván.
1- Palabras como tomates
Lo que fuimos en el origen no es más que una mancha confusa de color …
Las primeras veces, los comienzos, los orígenes ¿Qué voy a buscar ahí? Si no son garantías, ni aprobación, que me dejen entrar, me digan que está ok, que voy bien, que siga así.
Quizás hay otros modos posibles de explorar ahí, en los inicios. Suponer que esto que hoy veo acá no estuvo siempre, que no fue siempre así y que, por eso mismo, podría ser de otra manera.
Este teclado gris podría haber sido entonces una hoja Canson número 5, de una carpeta de plástica, en la que dibujé unos tomates bizarros flotando en la nada.
Estas letras son también esos tomates. Brotan de mi mano, de mis ojos, de algún lugar parecido a un corazón, cuya forma no se cuál es, y su color tampoco.
No me analicé de niña, nadie de mi familia ni de mi entorno lo hacía. No sabía sobre psicología nada hasta que tuve esa materia en el colegio secundario. No es que ahora sepa mucho más, no se trata de saber en el sentido de saber mucho o poco, saber más o menos, garantías, lo correcto, esas cosas otra vez. Digo saber como podría decir “esto existe”, esto puede existir, y me importa, esto me importa.
En 5to año había que escribir una tesis y yo elegí el tema de los sueños y entonces me encontré con Freud y la interpretación de los sueños y escribí una tesis sobre eso que vaya una a saber qué decía, y que lamento no haber guardado. Y cuando ya estaba escrita, mi papá me regaló esa frase de Calderón de la Barca para que la ponga de epígrafe.
«¿Qué es la vida? un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y lo sueños, sueños son”
Digo que me la regaló no tanto por lo que la frase dice, si no porque me la dijo él, fueron palabras de él para mí. Una huella sin sentido, pero cargada de afecto.
El otro día soñé con mi papá. Su cuerpo cansado y enfermo, recostado. Y yo le acariciaba los cachetes, me quedó el sentido de la piel áspera y suave al mismo tiempo en las manos.
Los sueños son vida. Después de ese sueño y de contarlo, me acordé de que empecé análisis porque mi mamá me ordenaba el placard. Y me angustiaba mucho. He aquí mi pequeño invento sobre el inicio de mi travesía. Inconclusa, por suerte! Que me juzgue la historia o que me nieguen la admisión a algún pase, poco importa. Que me siga pasando que algunos pacientes me admitan como admiten las montañas, que me dejen entrar a su viaje, acompañar, viajar con ellos. Y que algunos de esos tramos, yo pueda escribirlos.
2. Entre carreteras y desvíos
Recuerdo la primera vez. Temblorosa pero siempre con ávido interés de explorar, acepté la propuesta del R1. Yo, practicante de psicología a quien todavía le faltaba cursar poco más de un año de carrera, iba a atender un paciente.
“Tiene 14 años, y un leve retraso mental; yo te consigo una supervisión, no te preocupes. Y charlamos todo lo que necesites.”
De repente el imponente manicomio que había elegido para mi practicantado se volvió más grande, más frio y desolado de lo que ya era a la vista de cualquiera. Sentía que me faltaba tanto… tanto por leer, aprender, incorporar; ¡tan pocos conceptos tenía estudiados!! Aun así, me lancé al desafío, sabiendo que contaba con ese residente de psicología que muchos, pero muchos años después fue el analista de mi hijo, ayudándonos a ambos a atravesar caminos difíciles.
Varias entrevistas con Enzo y sus padres me adentraron en la clínica. Salí asustada una vez que él se levantó de su silla, al otro lado del escritorio; y puso su mano en mi cuello. Ni supe qué hacer; no recuerdo qué hice.
Un par de años después, era yo la residente que estaba de guardia, y atendió a un paciente que pidió con urgencia hablar con alguien, mientras el psiquiatra de guardia tomaba una siesta. El paciente sacó una jeringa y su aguja, que tenía preparadas para inyectarse aire. Las dejó sobre el escritorio y fue poniendo palabras a su malestar. Yo sentí de repente las manos de Enzo en mi cuello. Al día siguiente el jefe de residentes me retó por haberlo atendido sola; era un paciente recién ingresado y requería el abordaje psiquiátrico.
Malvina se llamaba mi paciente. Su hermana, Soledad. El padre de ambas era un ex combatiente que luchaba contra seis mil demonios. Malvina luchaba contra sus alucinaciones cuando queda embarazada; le indican interrumpir el embarazo porque si lo continuaba debería dejar la medicación. Esto la enloquece más. Finalmente pierde el embarazo, vaya una a saber efecto de qué… queda internada en un hospital clínico para control, la voy a ver, hablo con ella, acompaño sus lágrimas. Me recomiendan no involucrarme tanto con los pacientes.
Así en este camino, fui cruzando puentes de un lado a otro, sintiendo que tomaba caminos equivocados y que debía retomar la loca carretera principal siempre, porque los desvíos son peligrosos.
Elegir procesos, animarse, tener coraje… a veces puedo y otras me quedo ahí. Lo que fui en el origen no es tan lejano a lo que siento hoy; no quiero que lo sea. Quiero asustarme con el miedo de Enzo, quiero sentir las lágrimas de Malvina, quiero poder abrazar a Pamela ante su desgarrador llanto como lo hice ayer, al terminar la sesión; y no cuestionarme la visita hospitalaria a Diego luego de su cirugía oncológica. Quiero convertirme en eso que alguna vez soñé, cuando elegí esta profesión que amo.
3. Senderismo clínico
En montañismo seguir el sendero, es seguir las trazas de lo humano… no sé si lo leí tal cual, pero es una analogía que me recuerda a Gloria.
Gloria es una montaña inmensa en un sillón de patchwork, Gloria todo lo invade. Mientras la escucho, a menudo pienso en ella como el impenetrable chaqueño, aunque nunca haya estado allí, su nombre me cautiva, pues lleva el peso de la dificultad para atravesarlo, algo similar a lo que sucede con Gloria que, de un modo u otro, permanece inaccesible.
El otro día, mientras leía un libro, en un faltazo de paciente, esos faltazos entrañables que me generan una pausa, esos ratitos valiosos de “sola con mi cabeza”. De repente, me sobresalta un grito, el llamado agudo de Gloria en el portillo. ¿Hace cuánto que me dijo que prefería llamarme en lugar de tocar el timbre?
Abrí la puerta, le dije amable:
–La próxima, toca el timbre, estaba concentrada y me sobresalté. Ella se sorprende.
–Qué, ¿no te gusta que te griten? Lo dice inocente, pero en ese mismo instante se escucha.
La miré divertida, ella se rio como si de repente se encontrara perdida en la montaña y alguien la encontrara, como si hubiera un sendero humano por fuera de ella misma y su impenetrable de palabras catárticas y arrasadoras.
La llamé Gloria alguna vez, hoy la llamaría Esperanza. Leibson dice que “… en la montaña moverse en alguna ocasión es saber esperar…”
4- Triásico
Es posible caminar por el fondo del océano. Tocar los sedimentos, apreciar las huellas que dan fe del movimiento. En la Quebrada de Eduardo, un laberinto de finitas paredes rojas abre paso a un abismo. Más abajo yace la falla que dio origen al Talampaya.
Tumbada le cuento a tres pajaritos que cuelgan sobre la cortina de su consultorio. ¿Será posible encontrar el propio deseo, el irrenunciable?, pregunta una voz en off.
De las alturas se desciende en zig-zag, a cuarenta y cinco grados para mantener el equilibrio, como las cabras. ¿Cómo se baja del diván?
Vanesa Lambertucci (Triásico)
Anna Montenegro (Entre carreteras y desvíos)
Rebeca Silberman (Palabras como tomates)
Solange Wonham (Senderismo clínico)
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