Bajo siete llaves, las siete vidas del gato, los siete días de la semana, las siete puertas de la sabiduría, los siete pecados capitales, los siete colores del arcoíris y las siete notas musicales. Kurt Lutman*, futbolista y escritor, se anima a responder Siete Enigmas.

LA PELOTA
La pelota fue el primer objeto, que sirvió de excusa para descubrir el cuerpo. El fútbol fue el marco lúdico, el esquema donde tuve que aprender a convivir con reglas, y en ese marco tratar de descubrir el cuerpo mediante un objeto. Para mí el fútbol fue a mi primera edad, la posibilidad de entender que tenía un cuerpo y junto a otros, podíamos lograr algo en común, y frente a otros. Fue vital para eso, siento que hay una cuestión de motricidad fina, de primeros pasos en relación a eso. Calcular los primeros pasos para pegarle a eso que rueda y viene hacia mí y que va para allá y que tengo que ir a buscar. Es el niño que empieza a hablarse con el mundo mediante una esfera, mediante un juego.
EL BARRIO
El barrio es la escuela donde cruzar la calle empieza a ser un desafío, donde se empiezan a abrir la posibilidad de conocer nuevas casas, nuevos árboles en los que trepar, nuevos lugares, donde esa adrenalina empieza a ser el descubrimiento de manera individual del mundo, de a poquito, el descubrimiento individual del mundo. Cuando ya empiezo a cruzar la calle solo, que mis viejos se descuelgan de mí y empiezo a explorar el lugar a mi modo. Corriendo mis riesgos y sabiendo que ya no hay nadie para salirme al cruce. Después entiendo que el barrio es un entretejido de un montón de gente que está dispuesta a salirte al cruce si te pasa algo.
LA AMISTAD
La amistad en mi caso también fue un descubrimiento y fue el fútbol fue un gran vehículo para llegar a la amistad, porque tanto en la escuela como el deporte empiezo a tejer esos lazos, y empiezo a entender que es una gimnasia la amistad. Que de no ser buen amigo uno puede pasar a ser buen amigo, si aprende. Entonces empiezo a navegar por esos lugares, el de no ser buen amigo, el de angustiarme cuando me lo dicen y poder transformar eso en una nueva conducta y poder hacerme de nuevo y estar a la altura de las circunstancias. El error es fundamental en la amistad, en sentirse mal amigo (para mí), porque desde ahí es donde uno salta; al igual que aprender a parar la pelota esa que te pasó por debajo del botín y que te diste cuenta que si levantabas demasiado el pie, se iba. Bueno, en este caso es lo mismo, siento que la amistad es una gimnasia y que los errores en la amistad son requeterecontra nutritivos.
LIBERTAD
La libertad es subjetiva. En mi caso fue salirme de un lugar como el fútbol e ir hacia un lugar desconocido, que aún no tenía nombre, que empecé a construir mi libertad. Y entender que eso se conquista. Cuando yo dejé de jugar al fútbol, que era lo que venía haciendo y había hecho toda mi vida y ya me estaba empezando a saturar. La forma de jugar al fútbol de manera profesional, que es distinta a otras formas que hay dando vueltas para jugar al fútbol. El fútbol profesional se acartona, se cristaliza, impide la creatividad en muchas de sus formas. Y para mí la libertad fue romper con muchas de sus formas e ir hacia un lugar que todavía no tenía nombre, que después se llamó albañilería, que se llamó changuear limones, que se llamó escuela de artes urbanas, escuela de circo, y después fue la literatura, después fue un taller de fútbol en la colonia psiquiátrica de Oliveros. Entonces la libertad para mí fue tomando esos nombres y se conquista. Con todo. La libertad para mí no tiene nada que ver con un estado de liviandad ni de hippismo (en el peor de los sentidos lo digo, ¿no?) sino que tiene que ver con un estado guerrero, de atención, de disciplina. La libertad se conquista con disciplina.
LXS HIJXS
Bueno, voy a tratar de ponerle palabras a algo que siento que no la tiene, que es lo que implican mis hijos para mí. El viaje y la aventura que fue tener a mi primer hijo Juan y a mi segunda hija Francisca. Y lo intenso que fue haber perdido a mi primera hija… entonces siento que voy a tratar de aproximarme con palabras. Siento que es lo más hermoso que me pasó en la vida, y por otro lado es lo más doloroso. Cuando algo a mis hijos le duele, la resonancia es enorme; cuando mis hijos están felices soy el hombre más feliz del planeta. El general Perón decía que la víscera más sensible del hombre es el bolsillo. Fontanarrosa lo refuta del alguna manera —más allá de que estoy de acuerdo con los dos— dice que la víscera más sensible del hombre es el hijo. Y bueno, y yo siento que tiene que ver con eso, con uno de los viajes más intensos que me tocó atravesar y que me toca atravesar en el paso del tiempo, que es ser papá de Juan y de Francisca.
LOS LIBROS
Para mí lo libros ajenos han sido importantes. Yo no soy un gran lector, empecé a leer de grande, para mí los libros de Soriano, de Dolina, de Galeano, de Lía Schenck (El retorno de los nómades), de Fontanarrosa; esos libros para mí fueron inaugurales de estados de ánimo, desde ahí sentí que antes de agarrar el libro era una persona y después me convertía en otra. Mis libros para mí fueron peldaños para seguir caminando hacia lo nuevo que no sé qué es, desde mi primer libro El agua y el pez, hasta el último que se llama Arco sur. Sin uno, no existiría el otro y para mí no es más que eso: libros. No lo siento importante. Más allá de que son unas de las cosas más importantes que me pasaron; para afuera no siento que sea importantes, que tenga una importancia para alguien, no siento que deba tenerla tampoco. Es un entretenimiento.
LOS SUEÑOS
Los sueños son el desafío a darnos cuenta que vinimos a concretar todo, y que podemos ser sujetos infinitos y que somos plásticos, y si yo quiero tocar la trompeta y tengo tiempo, voy a aprender a tocar la trompeta. Es mentira que no sirvo para eso. Es mentira que no puedo conectarme con un sueño. Es mentira que hay cosas que podemos hacer y otras que no podemos hacer. Dentro de las posibilidades humanas que hay, siento que yo me puedo convertir en lo que quiera, si tengo tiempo. Y en eso voy redescubriendo sueños y resignificando sueños y si tengo que elegir uno, voy a elegir dos: que mis hijos sean felices y que la vida me depare un montón de cosas nuevas a descubrir y que me dé el coraje para encararlas.
*KURT LUTMAN
Jugó en Newells y en la selección juvenil, militó en HIJOS, fue albañil y ahora es escritor.
Dejar un comentario